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Un análisis en clave de decepción del resultado electoral del 28-A

"No puedes ganar con una mano perdedora"

("This Have Changed", Bob Dylan, 2000)

El pasado 28 de abril fue un buen día. Con todas las imperfecciones que tiene nuestro sistema electoral pudimos participar en unos comicios generales, algo imposible para quienes lo hicimos por primera vez hace 42 años. Participar en unas elecciones es como hacerlo en una competición, unas veces se gana y otras se pierde. O como jugar una partida de mus en el bar que frecuentas. Al final, lo elegante y correcto es que los perdedores paguen y feliciten a los ganadores. Por eso felicito a todos los que el recuento de votos les resultó satisfactorio. A mí, en absoluto.

Felicito a todos los que se sientan felices de tener un Presidente del Gobierno al que le encanta viajar en el "Falcon" que pagamos todos en compañía de su mujer, una dama que no tuvo gran dificultad para encontrar sin esfuerzo un buen empleo. Un presidente al que hay que reconocerle la habilidad para volver a su despacho después de que sus compañeros de sede lo "tiraran" por la ventana. Y también para "fusilar" una tesis doctoral. Un presidente capaz de meternos en un debate televisivo un enorme full sobre el comportamiento del recién constituido Gobierno andaluz respecto a lo que llaman "violencia de género" y acusar de corruptos a los demás con escándalos de enorme calado a sus espaldas: ERES, "Marea", etcétera.

Mi felicitación, si no le resulta incómodo que su socio sea un señor que después de defender a capa y espada a Hugo Chaves, cobrar del régimen iraní y realizar scratches a adversarios políticos en la facultad, ha adoptado últimamente la actitud de un entrañable monje budista defensor de los necesitados. Educado y tierno. Es el señor que vive en un lujoso chalet de Galapagar desde donde da lecciones de humildad y sirve de ejemplo a quienes tienen complicada su situación habitacional.

Leí hace pocos días en este periódico "¡Que vienen los comunistas!", artículo firmado por un talentoso amigo mío. En él decía una cosa que comparto totalmente: lo importante es buscar trabajo a la gente y propiciarle un digno nivel de vida. Es el mensaje positivo que suscribo y proclama la llamada izquierda política en la nomenclatura tradicional. Creo que es su esencia y a lo que debería dedicarse. No a otras cuestiones por las que a raíz del recuento del 28-A estoy entre y con los que pagan.

No a predicar sin dar ejemplo. No a contemporizar con los herederos de la serpiente y el hacha de Vascongadas. No a que nos frían a impuestos en base a que es la única fórmula para sostener los servicios públicos. No a tener que pagar por donar algún bien a un ser querido o recibir de los padres lo que ellos pelearon y ya pagaron en vida. No a la asfixia de los autónomos y a las dificultades con las que se encuentran los emprendedores. No a dejar tirados a los catalanes que piden auxilio cuando son perseguidos por sentirse compatriotas nuestros. No a la imposibilidad de que un niño no pueda estudiar en español si así lo desean sus padres. No a que un opositor tenga que aprender a hablar raro. Aquí, en este tema de hablar extraño, piensen en las cercanas autonómicas. Quieren ponernos y que paguemos un supositorio que traen en la mano llamado bable, llingua o algo así.

Reciba mi felicitación si considera fundamental la exhumación de quien no nos dejó votar hasta 1977. Si le tiene mas miedo a Inés Arrimadas que a Otegi. Si le entristecen mas los éxitos políticos de Toni Cantó que los de ERC. Si prefiere gritar "¡Con Rivera no!" que "¡No con Arnaldo!" Si está en contra de la prisión permanente revisable. Si apoya o practica la radicalización del catolicismo mientras se pone de perfil ante las mezquitas, le parece xenófobo preocuparse por qué se cuece en ellas y tener interés en conocer la relación de ayudas que reciben los inmigrantes, máxime cuando flota en el ambiente la amenaza sobre las pensiones, con muchos españoles en grandes dificultades y jóvenes en la emigración. También si simpatiza con el feminismo frentista, apoya el concepto de "discriminación positiva" y la Ley de Paridad. Y, por supuesto, si le resbala el artículo 27 de la Constitución y le mola practicar el "leña al mono" sobre sectores concertados de gran calidad que alivian el erario público.

En la tarde-noche del 28-A, un genial judío que anda errante por el mundo desde hace mucho tiempo realizó su tercera visita a nuestra región. Cuando escuché "This Have Changed", supe que las noticias tardan en llegar al cielo.

Reciba un saludo desde el otro lado del Mississippi de Avilés, la avenida Cervantes. Quizás en las próximos comicios municipales le cuente algunas cosas sobre este lado del muro, un semillero de sufragios para partidos que, salvo algunas excepciones personalistas, hacen muy poco para que deje de ser el lado oscuro de nuestra ciudad.

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