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Diario de a bordo / El irredentismo comarcal (LXXVIII)

Lucha obrera en Arnao y la creación del PSOE local

El inicio de la organización de los trabajadores en la factoría de la Real Compañía

Habíamos visto como la RCAM estaba enzarzada en múltiple procesos judiciales, directamente o a través de la Corporación de Piedras Blancas. En Castrillón no se hacía nada que no autorizase u ordenase Arnao, que también corría con los gastos de todos los procesos. Pero también se gastaba mucho dinero en comprar testimonios o silencios. Primero habían sido los colonos de Raíces, después los testigos, peritos, abogados y políticos para ganar en Madrid el deslinde con Avilés. Es decir, ganar en Madrid lo que se había perdido en Avilés y en Oviedo. Ahora la empresa y el Ayuntamiento estaban enzarzados con Manín por un lado y con José Cueto por otro. Había varias sentencia en contra que Arnao tenía que ganar, como fuese, en otras instancias. También estaban las reclamaciones al Estado por la concesión del cantil en la nueva dársena, que la factoría no comprendía que no fuese un intercambio de propiedades, y si fuese esto poco, los impuestos que se pretendía que pagase por los ferrocarriles que había instalado, sin permiso, desde San Juan hasta Arnao.

Y ahora el deslinde del Espartal se unía a todo lo anterior. Y había que ganar esa batalla, so pena de perder las accesiones a "la compra" de 1855, e incluso que pudiesen salir a la luz las irregularidades de una adquisición, hecha a un vendedor que había enajenado unos terrenos de los que no era dueño.

El caso es que, sumando y sumando, las cantidades gastadas en pleitos habían sido y estaban siendo considerables. Y lo malo del caso es que todo estaba en el aire, "en entredicho".

Sin embargo, si bien la tormenta de los negocios jurídicos no acaba de pasar y seguían los negros nubarrones en el horizonte, y ello a pesar del trabajo y planificación con que todo se había hecho, el negocio de la empresa continuaba yendo viento en popa. Así, en el año 1893 el beneficio líquido del total de la actividad en las diferentes instalaciones, había ascendido a 3.245.745 francos. La cosa iba muy bien y, por tanto, se podían hacer "ciertos gastos" con la esperanza de que los mismos se convirtiesen realmente, a la larga, en una buena inversión en terrenos y en posicionamiento estratégico.

Pero como las desgracias no vienen solas, a los tropiezos judiciales se suma el que, en el año 1894, los resultados, las cuentas de la empresa, bajaron considerablemente en beneficios. El zinc, el plomo y la plata sufrieron una depreciación en los mercados y, como consecuencia de ello, la ganancia quedó reducida a 2.713.830 francos. Casi medio millón de francos menos que el año anterior. Era un buen negocio a pesar de todo, unos buenos beneficios y un excelente resultado.

Pero la Real Compañía no se resigna a ese descenso. Hacía ya bastante tiempo que el beneficio superaba, año tras año, los tres millones de francos líquidos, y la cifra de 1894 cayó como un mazazo en "la Mina", cuyos directivos no admitieron que los beneficios pudiesen bajar de esos tres millones.

¿Cómo se podía revertir el resultado y alcanzar, al menos, esa cota de beneficio de los tres millones de francos de la que no se quiere descender?

Para conseguirlo los gerifaltes de Arnao recurren a una fórmula fácil y muy socorrida: la diferencia hasta esa cifra podía y debía sacarse de los obreros de las instalaciones y, especialmente de los fundidores. La solución era bajar los sueldos de los trabajadores. Podría lo anterior tener su lógica y una explicación, en tiempos de crisis, en tiempos de pérdidas. Pero ese no era el caso de la RCAM. Por tanto, con los pingües beneficios obtenidos, rebajar el sueldo a los obreros para engordar la bolsa de ganancias de directivos y accionistas no tenía sentido y era totalmente injusto. Podríamos decir que sería mucho más lógico pensar en mejorar al obrero que en reducir su salario obligándolo a malvivir y pasar estrecheces. Pero no solo eso, en vez de hacer amplios e higiénicos barracones para los productores, por ejemplo, se gasta dinero en hacer lujosas casas para el personal de más alto rango.

Así, frente a las mejoras que el Marqués de Comillas estaba introduciendo en las pagas a los obreros de sus instalaciones en Ujo, por ejemplo, en el valle del Cuerno los pobres asalariados de Arnao maldicen su suerte y a sus patronos extranjeros que, no solo no les ofrecen ninguna mejora, sino que les perjudican gravemente con el único objetivo de mejorar beneficios.

Los más perjudicados fueron los más esforzados, los que tenían un trabajo más peligroso: los fundidores, un oficio maldecido por el diablo, que acababa prematuramente con la vida de los jóvenes de Castrillón y de toda la comarca. Los que se dedicaban a tan pesada faena, quedaban muy pronto imposibilitados para cualquier otro trabajo, por lo que lo natural y humano hubiera sido que se les pagase con cierta generosidad, para permitirles hacer algunos ahorros. No significaría eso al cabo del año, una cantidad significativa para los resultados de la factoría. Sin embargo esa posibilidad no entró nunca en los cálculos de la RCAM, que sacrifica unos céntimos de subida diaria del salario de los fundidores y demás productores, con tal de que sus ganancias no desciendan de los tres millones de francos anuales.

Para que se entienda, lo que supusieron las medidas que en 1894 toma la RCAM, baste decir lo siguiente: Mientras los fundidores obtenían por su trabajo mensual una cantidad en torno a los 65 duros, el salario se les rebaja tal forma que después de la reestructuración no llegan a los 15 duros mensuales. Quiere esto decir que, mientras que las ganancias de la empresa subían como la espuma, los jornales de los fundidores bajaban en picado. El descontento en la masa obrera era tremendo y el conflicto se veía venir, no descartándose que emergiese en cualquier momento.

Un jornal de dos pesetas al día, se podía conseguir en Arnao fácilmente. Pasar de esa cantidad, era poco menos que imposible. Ni reventando a trabajar. Algunos obreros fundidores podían sacar 34 reales en las horas de un relevo. Pero después de las nuevas condiciones puestas en marcha, ni echando humo por las orejas de tanto trabajar, pues el número de kilos que tenían que sacar de los crisoles lo hacía totalmente imposible.

Y eso estaba pasando en Arnao en el año 1895. Sin que la producción y los beneficios hubieran sufrido un contratiempo de envergadura que les obligase a replantearse la economía de la empresa, el afán inmoderado de ganancias y de pleitos, les lleva a sus directivos a estrellarse contra los operarios en general y, especialmente con los de los hornos, aumentándoles la tarifa de sus trabajos y disminuyéndoles drásticamente sus salarios.

Ante este tipo de explotación, los obreros de la RCAM habían comenzado a organizarse en torno a Sociedades Obreras. En 1890 había tenido lugar en Avilés la primera celebración del Primero de Mayo que, se celebra el día 4 coincidiendo con domingo para no faltar a ninguna jornada laboral y evitar así sanciones. En abril de 1891 los trabajadores de Arnao, ante la precariedad de sus salarios y la abusiva jornada laboral que sufrían, envían una carta a la empresa en la que exigen la reducción de jornada y una mejora retributiva. Pero la empresa declina atender estas peticiones y como consecuencia de ello, en julio se produce la primera huelga de la que tenemos noticia en Arnao.

Ante esta situación, y a pesar de que no se producen incidentes de gravedad, el Gobernador envía a fuerzas del Ejército y de la Guardia Civil para que patrullen por los alrededores de la factoría y del puerto de San Juan.

El conflicto sigue latente durante toda la década. Así, en septiembre de 1898 las organizaciones obreras denuncian públicamente las condiciones inhumanas que padecen los quinientos obreros de la RCAM, que ganan un veinticinco por ciento menos que los de cualquier otra empresa. Pero además, denuncian las malas condiciones de las viviendas que la empresa les cede a sus familias, los constantes despidos, la explotación laboral con jornadas interminables y los míseros salarios. Quejas todas ellas que se vuelven a repetir en noviembre, añadiendo además el influjo de esas condiciones laborales en la salud de los trabajadores.

Como la situación no mejoraba, los obreros de Arnao deciden constituir, en 1899, una Sociedad de Socorros Mutuos. Pero la empresa tampoco descansaba, y no trabajaba precisamente para el bien de sus asalariados. Enterados los directivos de La Mina de que el Gobierno iba a promulgar legislación para que pudiesen retirarse, con una pensión, los empleados que llevaran 25 años trabajando, la empresa presiona y logra que la cantidad de años trabajados para poder jubilarse ascendiese a 40. Pero no solo eso, sino que empieza a despedir a los empleados con más antigüedad. Ante esta circunstancia se convoca un gran mitin obrero en Naveces, al que asistieron más de quinientas personas. El Alcalde de Castrillón, Alejandro Díaz Menéndez, al servicio de Arnao, logra que se movilicen en la zona fuerzas de la Guardia Civil para vigilar la concentración. La concentración obrera es un éxito total, tanto en asistencia como en organización. Ante ello, la RCAM recula y admite otra vez a todos los despedidos.

El movimiento obrero en Avilés cobraba fuerza y el Partido Socialista Obrero Español, con la presencia de Pablo Iglesias organiza una conferencia en la ciudad el día 9 de diciembre El día siguiente, 10 de diciembre de 1899, tiene lugar un mitin socialista en el que interviene Pablo Iglesias y, ese mismo día, queda constituida la Agrupación Local del PSOE, con 35 personas afiliadas.

Así sucedió, así se lo he contado, y así queda anotado en mi Diario de a Bordo. Pero la historia continúa...

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