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¡Feliz singladura, querido Eduard!

Despedida a uno de los tres Mosqueteros del submarinismo mundial

El pasado día 8 recibí la triste noticia del fallecimiento de Eduard Admetlla, uno de los pioneros del submarinismo mundial. Y digo pionero puesto que formaba, junto al francés Jacques Cousteau y el austriaco Hans Hass, el trío de los submarinistas que revolucionaron el mundo subacuático en lo referente a las invenciones y posteriores mejoras de la escafandra autónoma.

En el año 2014, cuando la asociación Amigos del Museo de Anclas de Salinas, que tengo el honor de presidir, le hizo entrega del "Pergamino", Eduard tenía 90 años, y todavía en el mes de mayo había hecho sus primeras inmersiones de aquel año en las islas Medas. Con esa expresión de sus ojos vivaces, nos contaba cómo su hija había ido con él para supervisarlo todo. Y se quejaba de que no le había dejado descender más de diez metros.

La historia de su afición por el buceo, aunque parezca mentira, empezó a una edad tardía para lo que es común en los que se dedican a esa profesión. Ya tenía 24 años cuando se enfundó un traje de buceo por primera vez. Entonces ocurrió el milagro: lo que sintió bajo las aguas fue tan maravilloso que en tan solo cinco años ya construye y prueba con éxito un prototipo experimental de escafandra autónoma, basada en el diseño de Cousteau y el ingeniero francés Gagnan. Su gran hazaña la obtiene en 1957, cuando, con 33 años, desciende con botellas de aire comprimido hasta los cien metros de profundidad, estableciendo el récord mundial en Cartagena.

Además, es autor de media docena de libros en los que relata sus vivencias del mundo submarino. Entre sus múltiples logros, cabe destacar, asimismo, la creación del CRIS (Centro de Recuperación e Investigación Submarina). En los años setenta, rodó para Televisión Española una serie de documentales en los que nos mostraba las maravillas del mundo submarino; a lo largo de su vida participó en innumerables actuaciones humanitarias de rescates, y tiene en su haber infinidad de reconocimientos y premios relacionados con todo lo referente al mundo subacuático.

Quienes tuvimos el honor de conocerlo personalmente podemos decir que, ante todo, era un hombre, "en el buen sentido de la palabra, bueno". Por eso hoy quiero despedirme de él imaginándolo junto a Jacques Cousteau y Hans Hass, los tres Mosqueteros del submarinismo, buceando en algún paraíso como los que ellos nos dieron a conocer en sus filmaciones submarinas. ¡Feliz singladura, querido Eduard!

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