Esto de los Reyes Magos es una costumbre muy española. Sólo en España y en algunos países de Sudamérica son los Reyes Magos los que traen los juguetes a los niños y, en su caso, los regalos a los mayores. En el resto de Europa esa función la realiza San Nicolás, a primeros de diciembre, o el Padre Navidad, en la Nochebuena, más conocido como Papá Nöel, en francés, o Father Christmas, en inglés. Luego está la mezcla de ambos, que es el espantoso Santa Claus de los yanquis, que está invadiendo el mundo con su disfraz de anuncio de Coca-Cola. Tan nuestro es lo de los Reyes Magos que hasta existen villancicos para la ocasión, que no parece que tengan parangón en ningún otro idioma. Recuerdo uno, que es particularmente extravagante. Dice así: "Ya vienen los Reyes Magos, / ya vienen los Reyes Magos / caminito de Belén. / Olé, olé, Holanda, olé. / Holanda ya se ve, ya se ve ya se ve!". No me dirán que la letra no es extraña de narices, porque, ¡a ver!, qué diablos tienen que ver los Reyes Magos, que son de Oriente, con Holanda, y para qué leches tienen que pasar por Holanda para ir a Belén.

Algunos estudiosos han dado varias explicaciones al periplo de los Reyes Magos que, para ir a Belén desde Oriente, pasan por Holanda. Ninguna de esas conjeturas me ha parecido digna de ser tenida en cuenta, partiendo de la base de que los villancicos son coplas populares y que la chusma soberana que los canta es sabia en su simpleza. Personalmente aventuro que la cosa viene de cuando los Tercios de Flandes, que es de la misma época en que los holandeses y los belgas hacen viajar a San Nicolás desde España con los juguetes para sus niños, cuando bien se sabe que ese santo era un obispo de Mira, que es una ciudad que actualmente se haya en Turquía, pero que está enterrado en Bari, en el Sur de Italia, porque allí llevaron sus restos unos cristianos cuando los turcos musulmanes conquistaron la Anatolia hoy turca. Así San Nicolás viaja por mar hasta Bélgica y Holanda desde su residencia de Bari, que era una ciudad que cuando las guerras de Flandes pertenecía, como todo el Sur de Italia, al reino de España. Puede que me equivoque, pero pienso que eso de que los Reyes Magos se animen al ver Holanda en su viaje a Belén, tiene que ser una versión inversa del periplo de San Nicolás.

Es que los Reyes Magos, aunque fueran de Oriente, estaban enterrados en el reino de Saba y allí descubrió su sarcófago Santa Elena, que no paró de encontrar reliquias santas por todas partes a los largo de su vida. Se los llevó a Constantinopla y, unos siglos después, de aquí se los llevó a Colonia el káiser del Sacro Imperio Romano Germánico Federico Barbarroja, en tiempos de las cruzadas. Ahí parece que siguen, en la catedral de la ciudad alemana de Colonia, que es ese imponente edificio gótico que se erigió en su honor. Con esto sentado, resulta más comprensible que los Reyes Magos tengan que partir desde su sede de Colonia hasta España para traer los regalos a los niños y, para ello, lo más cómodo antiguamente sería ir hasta Holanda y embarcar allí hacia nuestras tierras.

¡Venga, venga, que Holanda ya se ve; ánimo Reyes Magos, que os queda poco para llegar! Un viajecito de nada y podéis dejar vuestros regalos a niños y mayores, pero muy especialmente a los señores políticos nacionales, que este año han organizado una cabalgata memorable en el Congreso de los Diputados que dura tres días nada menos. Unos esperan que les traigáis los ansiados sillones; otros han pedido trenes, dineros y otras variadas prebendas, y los más no esperan otra cosa que carbón, eso sí, que sea dulce, que del otro ya están cerradas las minas.