"Para, piensa, habla" es una regla imprescindible en oratoria. Nadie que enseñe a hablar en público de forma seria y responsable puede omitir esta máxima, porque como dice el refrán "para bien hablar lo primero es bien pensar".
Tomarse un momento para reordenar pensamientos, para buscar la palabra adecuada o para construir la oración correcta puede resultar algo agobiante al principio (con un público sentado frente a ti, ávido de conocer cuál será tu siguiente palabra), pero pasados unos segundos de ansiedad, el resultado siempre será más exitoso que lanzarse a la aventura de decir lo primero que se pase por la cabeza.
La cuestión es que en estos días que nos toca vivir, asediados por un virus global y aislados con la esperanza de poder detenerlo, son muchas las personas que se han lanzado a las redes sociales a compartir opiniones personales o comentarios de terceros. Aplicar la norma "para, piensa, habla" también a lo que se escribe, transformándola en "para, piensa, escribe", es más que aconsejable en un momento complicado que afecta a toda la sociedad. Al contrario de lo que ocurre cuando hablamos frente a un público, que vemos sus reacciones y podemos reconducir nuestro discurso, cuando escribimos perdemos el control sobre la interpretación de nuestras palabras: cada cual interpretará lo que lea en el sentido que quiera o pueda. Seamos prudentes y responsables con aquello que escribimos.
Quedándonos en casa frenamos la expansión del virus, pensando lo que escribimos o compartimos podemos frenar la expansión de otro tipo de virus también muy dañinos: la desinformación y los bulos.