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La columna del lector

Un vecindario utópico

Con motivo del 95.º aniversario de su constitución como municipio independiente, el Ayuntamiento de Valliniello ha dispuesto en la Casa de la Cultura una interesante exposición acerca de la transformación del municipio en su escaso siglo de vida. La exposición (dirigida por dos historiadores locales) ha contado con el asesoramiento y colaboración de buena parte de la ciudadanía navarra -tal y como apuntaba la Alcaldesa emocionada-.

Pero bueno, para comprender un poco de qué va esta historia es necesario retrotraerse casi cien años en el tiempo. Corría el año 1925, cuando los vecinos de Valliniello lograron la segregación del término municipal de su parroquia del concejo de Gozón. La villa de Luanco distaba más de 14 kilómetros y la vinculación de sus gentes con ella era más bien escasa. Muchos vecinos pensaron entonces en pedir la anexión al municipio de Avilés, pero entre ellos surgieron algunas voces que les disuadieron y les lanzaron a aprovechar mejor las fuerzas y conseguir un ayuntamiento propio. Valliniello no era un pueblo rico, la población de entonces no superaría el millar de habitantes y su término parroquial estaba constituido en buena medida por terrenos huelguizos y pantanosos. No obstante, la movilización fue tal, que se consiguió la tan ansiada autodeterminación.

Ahora bien, lo que no se esperaban los vecinos era que treinta años después de su "independencia" les iba a "guiñar el ojo" la diosa Fortuna con el asentamiento en sus territorios de lo que terminaría siendo la Ensidesa. "Pasaronles canutes al principio, nun teníen ni una perra", dicen los vecinos más ancianos con relación a los orígenes del municipio; por ello la llegada de la industria supuso un antes y un después. La recaudación en impuestos -que puso los dientes largos a su vecina de abajo- permitió al término municipal valliniellense codearse con los peces gordos de la región. Y eso sin contar el aluvión masivo de nuevos vecinos que multiplicaron por diez la población en escasos diez años.

De todo esto se siguió una impresionante transformación que hizo de un pueblo rural un municipio eminentemente urbano. Los primeros "bloques" en construirse fueron en la zona del Fondo. Allí, el Ministerio Nacional de Vivienda -por mediación de la gestión municipal- proyectó el Barrio de Santa Marina, el cual llegó a albergar a más de 6000 vecinos y que en la actualidad ronda los 4000. Santa Marina o el Barrio'l Fondo debe su nombre a la primitiva iglesia parroquial que allá por el siglo IX había por aquellos lares. Ese mismo nombre recibió también la nueva parroquia de construcción moderna que se construyó en la zona baja (independiente a la del Alto); zona que por otra parte fue dotándose progresivamente con todos los servicios públicos necesarios para una población de tal calibre (centro de salud, polideportivo, supermercados, biblioteca?).

Pero Valliniello no solo es el Fondo, sino también el Alto. La capital: El Campo también vio su caserío multiplicado por diez de la noche a la mañana. El crecimiento de la misma tuvo lugar mediante la anexión de los antiguos lugares de Los Carbeyeos y La Granda. Esta transformación, afectaría años más tarde a las zonas de Tabiella y Piedramenuda que, sin perder su caserío tradicional, albergarían sendos complejos residenciales al estilo de los construidos en las zonas avilesinas de Miranda y San Cristóbal. Quedaron dos enclaves típicamente rurales: las aldeas de Tuñes y los Guardaos.

Con todo, tal y como nos manifiesta la Alcaldesa, si hay algo en lo que los vecinos coinciden es en señalar la riqueza que aportaron los millares de familias extremeñas, castellanas y andaluzas? que llegaron al son de la Fábrica. Valliniello se convirtió en un ejemplo de integración, y sus colegios e instituto fueron desde siempre lugares de forjamiento de un fuerte sentimiento de pertenencia. Sentimiento que desde muy pronto se asociaría con los colores azulgrana del también centenario equipo de fútbol municipal.

Pues bien, dentro de pocas semanas estará lista la exposición. En ella encontrarán material fotográfico y documental al que, de otra manera, sería muy difícil acceder. Estará abierta a lo largo de todo el año? y se planea que para el 2025 se organicen más actividades. No dejen, por tanto, de pasarse por el benjamín de los concejos de nuestra comarca.

Este texto emerge de una lectura personal de la actividad que el grupo de Facebook del pueblo de Valliniello lleva teniendo todo este tiempo de cuarentena. La utopía responde siempre a los incercenables poderes que la imaginación humana es capaz de oponer cuando percibe o siente la injusticia. Y sí, existe entre los vecinos de Valliniello (estigmatizados en muchas instancias) el sentimiento de que Avilés ha sido injusta con ellos? por ello en medio del parón de estos días se emocionan con el pasado y sueñan con lo que pudo ser y no fue. Ojalá, como sabiamente nos transmite el filósofo Walter Benjamin, las injusticias del pasado puedan transformarse en rendijas/grietas desde las que atisbar un futuro distinto. Si se mantiene la esperanza? la cruz siempre reverdece. Desde aquí mi más sincero homenaje a todos los valliniellenses que han trabajado y trabajan tanto por el bien del pueblo, uno mira fotos y ve siempre en la faena a las mismas caras, a las mismas familias? y también un recuerdo para el activista quijotesco don Jesús García González, que tanto batalló a su manera en estas tierras.

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