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Cosas de la villa

La celebración de las alegrías deportivas y la satisfacción de compartirlas con amigos

Un reducido, pero muy selecto grupo de aficionados madridistas se reunirán en un famoso local de la Villa para celebrar el trigésimo cuarto campeonato liguero conseguido por el Club de sus amores, ganado, como es de dominio público, con la inestimable colaboración de Francisco Franco, el Estamento Arbitral y el Var de la Esquina, a los cuales prometemos gratitud eterna. No desvelamos lugar, fecha ni horario de la celebración, por razón de la situación delicada en la que vivimos, y para evitar la llegada de algún topo gorronero. No obstante, el éxito de la comilona está completamente garantizado, al haber encargado al prestigioso chef Benjamín Lebrosky, de nacionalidad polaca, cuatro estrellas Michelín y una Firestone, la de repuesto, la elaboración de la misma.

Al ser un grupo progresista, estimamos que la virtud de tender puentes con nuestro rivales deportivos es nuestro principal compromiso. Por esa razón, hemos enviado emotivas y sinceras invitaciones, pero tengo que reconocer con enorme tristeza que la respuesta ha sido completamente negativa, un fracaso total, en el caso de los siguientes personajes: en primer lugar Pep Guardiola, que se disculpa alegando flojedad de estómago, sin duda debido a la proximidad de agosto. El señor Bartomeu nos agradece el detalle, pero dice estar muy atareado buscando un entrenador para los primeros 6 partidos de la Liga que viene, 4 en caso de que el Madrid se ponga líder antes. El señor Piqué nos dice que él en verano, solamente tenis. Y por último el Honorable, que está muy liado con una cosa nueva que él llama "lo del Procés", y los pocos ratos libres los pasa en Bruselas en compañía de su íntimo Puche de Casa Mon. Como vemos, el seny brilla por su ausencia. No obstante, nuestro espíritu integrador nos obliga a volver a insistir el año próximo en la invitación del trigésimo quinto título de Liga, o de no sé qué numero de la Champions, o el Mundialito, o lo que se nos ponga por delante. Y lo haremos de corazón, satisfechos de poder compartir las alegrías con tan reconocidos deportistas. Promesa hecha.

A pesar de lo negativo de estas gestiones, que nos entristece enormemente, la celebración se va a llevar a cabo igualmente y no puedo adelantar el menú (¡menudo es el chef!) hora ni lugar, pero sí que brindaremos con Clicquot (de cuando este estaba soltero), no habrá cánticos ni discursos, nada de rollos tomateros, total seriedad como corresponde a gente educada deportivamente, capaz de emocionarse con los triunfos de los demás como si fueran propios (bueno, quizá me pase un poco en esta apreciación, pero ahí lo dejo, por si cuela). Quiero dejar constancia de que ganar tantos títulos seguidos nos crea un problemón. Es, ni más ni menos, el espacio donde colocarlos. Esto obliga a la directiva actual a la ampliación del Estadio, que ya está en marcha. Y espero que se les ocurra lo de poner un medio de transporte, para facilitar la visita del Museo: todo sea para la comodidad de nuestros seguidores mayores.

Nos despedimos deportivamente con un ¡Hala Madrid!

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