Gonzalo fue el gran maestro de música de los avilesinos. Todos los músicos de la villa, independientemente de su estilo, se han visto influenciados de alguna manera por este gran profesor.
Desde luego, marcó a varias generaciones de músicos que pasamos por sus clases y, de hecho, muchos nos dedicamos a la música de manera profesional.
Tuve la fortuna de contar con Gonzalo no solo como maestro sino como un gran amigo al que visitaba cada vez que pasaba por Avilés. Recuerdo cómo cuando me fui a vivir a Asia me pedía libros de canciones japonesas porque quería componer música con referencias orientales. Fue un músico incansable, siempre con una mente preparada para nuevos proyectos. Nos quedará siempre su valía como músico, maestro, y también como la gran persona que fue.
Su sentido del humor era fantástico y le acompañó toda la vida; era exigente en sus clases, pero conocía a cada uno de sus alumnos perfectamente y acompañaba sus lecciones con ese gran sentido del humor que le caracterizaba.
Hemos perdido a nuestro gran maestro, pero nos quedan sus enseñanzas y el recuerdo imborrable de su amistad.
