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"Miguelín", entrenador del equipo benjamín del Ceares para seguir en el fútbol y mantener la custodia de su hijo

El técnico gijonés Miguel Ángel Fernández ha vivido capítulos destacados, como el de firmar una notable actuación en su estreno en Tercera División

Guillermo. JUAN PLAZA

La vida está por encima del deporte aunque, en ocasiones, ambas pueden estar ligadas entre sí. Buena cuenta de ello puede dar el técnico gijonés Miguel Ángel Fernández "Miguelín". Su historia deportiva, echando la vista atrás, ha vivido capítulos destacados, como el de firmar una notable actuación en su estreno en Tercera División dirigiendo al Ceares en la temporada 2014-2015. Al inicio de la siguiente, tras su boom en los banquillos de Asturias y cuando había iniciado una nueva campaña logrando tres triunfos en las cuatro primeras jornadas, le llegó el momento de colgar la pizarra para hacerse con la custodia de su hijo Guillermo. Un paso al frente firme, sin titubeos, porque la vida manda y su prioridad es la de estar con su hijo. Dos años y medio después de aquella decisión, Miguelín sigue en el Ceares, pero dirigiendo al equipo benjamín "B" en la que comparte aspectos tácticos con su retoño de 9 años.

"Llevo dos años entrenando en fútbol sala a mi hijo, no me gusta porque preferiría que tuviese otro entrenador, pero es la única forma que tengo de poder entrenar, matar el gusanillo , estar con él y así mantener su custodia", comenta en la pista del Revillagigedo, donde dirige los entrenos los martes y los jueves. Ahí se unen las dos parcelas de Miguelín, la de ser padre y a su vez ser su entrenador. Una circunstancia que el técnico trata de dejar claro al pequeño, pero entiende que "es muy complicado porque él es muy pequeño y me trata como un padre en vez de como a un entrenador, pero trato de decírselo siempre, que cuando estamos en la pista yo soy el entrenador y no el padre, le trato como a todos los demás a la hora de jugar y entrenar, es uno más e incluso a veces, le exijo más", relata.

Guillermo está encantado con la doble figura de su padre y comenta que "me gusta que sea el entrenador, aunque me exija un poco más y después en casa me da la charla", asegura en tono bromista el risueño jugador cearista. El vástago realizó este fin de semana un "hat-trick" ante la Escuela de Fútbol de Oriente en la victoria por 7-1 del Ceares que le mantiene en la segunda posición de la Tercera categoría benjamín y con opciones de ascenso.

Su unión en la cancha comenzó hace casi dos temporadas. "Consulté si podía entrenarle y ahora estoy más tiempo con él, me costó un poco al principio porque soy un entrenador más de fútbol campo, pero si todo sigue bien el año que viene pasará a ser alevín e igual dentro de diez años, si él llega a Tercera División con el Ceares, podré volver al banquillo de La Cruz", bromea. Y es que si Guillermo deja el fútbol, Miguelín dejaría automáticamente de entrenar.

De seguidor a entrenador

Miguelín, como cualquier otro progenitor, disfrutaba hasta hace dos temporadas de los partidos de su hijo, como un mero espectador más, sin dar órdenes a Guillermo a pie de pista. "Le animaba, pero no le decía como tenía que jugar, ni le corregía en la pista, para eso tenía ya a su entrenador", confirma. Lo tiene claro y capítulos desagradables como vividos en varios campos y canchas de fútbol del país no se van a dar en su equipo. "Siempre hago una reunión antes de empezar la temporada y dejo las cosas claras. Me parece muy bien que animen, pero el entrenador soy yo y las órdenes a los críos las doy yo, si ataca, si defiende o si tiene que colocarse más a la derecha o a la izquierda", expone con claridad.

El gijonés entiende a la perfección la figura de cada padre que acude a ver a sus retoños, pero entiende que "en la pista está el entrenador, en casa se puede decir lo que cada uno quiera, faltaría más". Una lección que él mismo llevaba a rajatabla con Guillermo. El técnico lanza al aire una cuestión palpable para evitar este tipo de situaciones. "Creo que de infantiles para abajo debería de primar la educación, una forma de jugar y no las clasificaciones", afirma.

Debates al margen sobre la actitud de algunos padres en las pistas de deporte, la historia de Miguelín y Guillermo seguirá por el mismo camino, juntos dentro y fuera del campo, porque "mi hijo es lo primordial" y aunque asegura que "dejar al equipo de Tercera fue un mazazo, volvería a tomar la misma decisión una y otra vez".

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