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Un nadador artístico pionero en Oviedo

Anthony Martín practica este deporte junto a las chicas del Sincroviedo mientras prepara el MIR

Anthony, durante un entrenamiento. LAURA CARADUJE

No, la sincronizada ya no es solo de mujeres. También es de ellos. No es que haya muchos nadadores que se dediquen a esta modalidad que desde los mundiales de Kazán ha dejado de ser exclusiva del género femenino. Y es que en 2015, por primera vez, una competición de tal relevancia incluía en su programa el dúo mixto. Pues bien, de esto sabe mucho el protagonista de esta página. Se llama Anthony Martín, tiene 24 años y lleva en la natación sincronizada desde hace algo más de tres años. Nació en Las Palmas, donde descubrió este deporte que él mismo define como "vistoso, de movimientos elegantes y definidos, y que engancha".

Pero, ¿cómo se decidió a lanzarse a bailar en el agua? Sencillo: "Empecé en mi ciudad, yo iba a un gimnasio y siempre veía a las chicas hacer sincronizada. Me picó la curiosidad, probé, me gustó y aquí sigo", señala este joven deportista, que ahora está en Oviedo preparando el MIR, algo que combina con la sincronizada, ahora llamada artística, en el Sincroviedo. "Antes de venir a Oviedo miré qué clubes había que hicieran sincro y me decidí", indica. Allí, en Canarias, a las órdenes de Aurora Gil, dio los primeros pasos en este deporte al que poco a poco se van acercando más hombres. "Puede ser raro, de hecho creo que soy el único que ahora practica este deporte en Asturias, pero creo que se ha normalizado mucho", explica Anthony. "Los mundiales de Kazán marcaron un antes y un después en la sincronizada masculina", añade.

Este joven nadador combina horas y horas de estudio con la sincronizada. Ahora trabaja junto a Cristina Sáez García, entrenadora del Sincroviedo. A su lado también está Emma Escribano, entrenadora de la Escuela y coordinadora de un club que tiene como aval sus casi diez años de experiencia dentro del agua, dentro de la sincronizada. Anthony entrena tres días a la semana durante dos horas cada jornada. "Después de tanto estudio y clases, la sincronizada me relaja, me gusta", sostiene.

A nivel de competición, Anthony tiene varios campeonatos en su palmarés en Canarias y, aunque no es su prioridad, espera poder competir en algún Open con el Sincroviedo. El nadador asegura que lo más complicado a la hora de saltar al agua son las apneas. "Una rutina es muy dura, hay que combinar apneas y figuras durante tres o cuatro minutos. Es muy cansado", dice.

Anthony, que no se decanta por ninguna especialidad médica en concreto, quiere seguir haciendo sincronizada mientras pueda. "Ahora es complicado combinar las dos cosas, espero que cuando empiece a trabajar sea más fácil", dijo, el pasado domingo, día de descanso marcado para los MIR. "Dejar no lo voy a dejar, además quiero seguir progresando", añade. Para dar más visibilidad a la natación sincronizada masculina, desde el Sincroviedo quieren aprovechar la presencia de Anthony en el club para organizar algún taller de este deporte. "Es una idea del club con el objetivo de promocionar y fomentar este deporte entre los chicos", explica el nadador, que practicó otros deportes, aunque desde pequeño se enganchó a la piscina, al agua, a la sincronizada.

Anthony Martín no quiere ser como Pau Ribes, primer nadador de esta especialidad en España, pero sí aportar su granito de arena para que la sincronizada masculina tenga más visibilidad, más promoción, y para que jóvenes deportistas se acerquen como él hizo a este elegante deporte.

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