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Senderismo

Senda costera Barru-Llanes

Un grupo de senderistas, en la playa de Barru. LNE

Este tramo de la senda costera asturiana (G. R. 204) está integrado en el sendero europeo de la costa atlántica entre San Petersburgo (Rusia) y la Punta Tarifa en Cádiz (E-9)

Uno de los tramos comprendidos comienza la ruta en la playa de Barru (8 m), en lugar próximo a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores, que fue edificada en el siglo XVIII. Su ensenada fue capturada al mar y sirvió como puerto natural y tuvo su máximo esplendor en los siglos XVI y XVII.

Desde el aparcamiento de la playa de Barru, nos dirigimos inicialmente al Oeste siguiendo la traza de un amplio camino que se eleva ligeramente. Después, cruzamos a la vera del camping de Sorraos y su playa, y siguiendo el curso del camino de La Moría y el camping y la playa de Truenzu nos dirigimos por ruta asfaltada a la playa de Borizu. En el barrio de la Ablanea, variamos el rumbo nuevamente a la costa hasta presentarnos en el Puntal del Picu, donde se localiza el castro de Arnielles. Bordeamos seguidamente las playas de Palombina y Las Cámaras de Celorio, hasta presentarnos en el aparcamiento de dicha playa (10 m), 1,2 km en 20 min de marcha. Desde aquí vamos directos a la playa de Los Frailes por la carretera de aproximación y la cruzamos mientras contemplamos la ensenada que está limitada al Norte por el islote del "Castro el Gaiteru".

Al frente nos queda la finca amurallada con el monasterio benedictino, cuya construcción se atribuye a Fernando I el Magno, según algunos textos, aunque por una inscripción, ya desaparecida, su fundador podría ser Alfonso Suárez en el año 1117. Actualmente alberga una comunidad religiosa y tiene una iglesia dedicada a Santa María de Capiella. Muy cerca se accede a un precioso mirador desde el cual se admira el paisaje costero.

Pasada la iglesia, abandonamos la zona urbana para desviarse a la izquierda por el camino señalizado que sigue su curso cercano a la raya costera, aunque un desvío nos lleva a las ruinas de la ermita de San Martín, cuya estructura se perfila sobre un bello paisaje marino. Por ese reborde seguimos navegando por tierra hacia Llanes, por encima de los acantilados e islotes que jalonan la costa. Vamos directos a la playa de San Martín, que se nos antoja muy bonita y con acceso directo de la senda. A partir de aquí, el G. R. se desvía ostensiblemente del mar, pero un sendero nos ofrece la alternativa de seguir el borde costero, que es mucho más atrayente. Por ahí descendemos a la localidad de Poo (25 m), 5,2 km en 2 h de marcha, cruzando los arenales de su playa que ocupa la cabecera de su ría.

Desde la playa de Poo surge a la derecha el itinerario señalizado, que ahora soslayamos, insistiendo nuevamente en el itinerario del perfil costero. Cuando acaba el asfalto nos apoderamos de un sendero que asciende ligeramente y que más adelante cruza algunas praderías, que siguen manteniendo los paisajes marinos, de extraordinaria belleza. Pasamos a la vera de un antiguo depósito de aguas, acercándonos, tras cruzar la valla de La Atalá y más adelante la punta de La Torre, al saliente costero, que ampara por el frente occidental, la recóndita playa de La Playina. Cuando asoma la trama urbana de Llanes, penetramos en la villa por la puerta de gala que representa el paseo de San Pedro. Estamos al borde del acantilado, cuya caída la preserva una muralla de piedra que fue construida, así como el paseo, a finales del siglo XIX. Lo recorremos longitudinalmente para abandonarlo por la escalera que desciende a la playa del Sablón, donde finaliza este tramo del sendero (17 m), 10 km en 3 h. de marcha.

La villa de Llanes ofrece al senderista un catálogo cultural muy importante, empezando por la arquitectura de las casas de indianos, las casonas, su iglesia parroquial Basílica Mayor de Santa María del Conceyu, el puerto, su trama urbana, la muralla, la torre y un largo etcétera que finaliza en "Los cubos de la memoria", del artista vasco Ibarrola.

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