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Archivero de la Catedral

Un museo de excepción en Villaviciosa

Apuntes sobre un centro que reúne el valioso arte de la Semana Santa

Si se me pidiera reducir a tres pilares los que, por sí solos, constituyen la consubstancialidad de Villaviciosa, me vería forzado a dar prioridad a su Semana Santa. En segundo lugar resaltaría la Portalina, nuestra Virgen entrañable del portal de Belén y, para cerrar la tríada, nombraría a El Gaitero. Naturalmente que soy bien consciente de hacer distinción de planos, el religioso y el industrial o civil. Las tres realidades contribuyen a conferir a nuestra tierra de Villaviciosa renombre y resonancias universales.

En mi exposición de hoy, quiero referirme al primero de estos tres aspectos, por la circunstancia de haber participado hace unos días en la bendición de un museo excepcional, el de la Semana Santa, en la parroquia de San María de Villaviciosa.

La Junta Directiva de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, por la parte eclesiástica, y el Ayuntamiento de Villaviciosa, por parte civil, han conjuntado esfuerzos, han limado asperezas, si en algún momento las hubo, y han culminado la grata tarea de posibilitar que Villaviciosa pueda exhibir un museo, de primera línea, llamado a tener hondas repercusiones en la pastoral parroquial y en el desenvolvimiento turístico de Villaviciosa.

Quienquiera que se asome a este Museo de la Semana Santa de Villaviciosa de tan reciente creación tiene motivos para impregnarse de la más intensa impresión pedagógica y catequética, para sentirse inmerso en una atmósfera estético-artística y hasta poético-literaria, por la calidad de sus textos, con que el visitante es ayudado a empaparse del mensaje que trasmite globalmente el Museo.

No sin una profunda emoción, me acerco a la primera vitrina: en ella un libro escrito en pardo papel, encuadernado en viejo pergamino, se abre en la primera página, ofreciendo una relación o lista de los Cofrades, que formaron la naciente Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Trescientos cincuenta años separan el ayer de 1668, fecha de la fundación de la Cofradía, del hoy de 2018 en que con carácter conmemorativo se abre el esplendente Museo, a donde tantos se dirigirán para empaparse de esencias villaviciosinas.

Nombres y apellidos, familias enteras, humildes menestrales y encumbrados hidalgos, curas y laicos, todos hermanados, pues que todos son Hermanos, todos son Cofrades, que viene a ser el compartir la cualidad de la fraternidad. Son Cofrades, sí, hermanos de una Cofradía, que habían constituido los Padres de la Orden de Predicadores o de Santo Domingo, con Delegación Apostólica, para fundar Cofradías del Rosario y del Dulce Nombre de Jesús. Fueron ellos los Padres Fray Luís del Llano y Fray Sebastián de Romero y Solana.

Veinte cofrades, ayer, testimonia el Libro de la Cofradía en aquel año del Señor de 1694, frente a mil quinientos miembros de la Cofradía, hoy, agosto de 2018. Esas fechas quedan grabadas en los Anales de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Allí, en el hermoso libro de la Cofradía, quedan constancia de las efemérides, podríamos decir gloriosas de la Cofradía, los fastos más relevantes de una unión de Hermanos, que ha compartido vivencias de fe cristiana en la Parroquia de Santa María de Villaviciosa, que hoy engloba en ella, las que fueron de San Vicente de la Palma y la de Santa María de la Asunción y de la Concepción de la Torre de la Pedrera.

Trataré de guiarte por el Museo de la Semana Santa, para el que yo vindico la calidad de excepcional y no es por chauvinismo mal entendido, sino porque, de verdad, encierra valores para que se considere verdaderamente de excepción, en su género.

Era cura, en aquel momento de la Cofradía, Don Manuel Martínez. Encabeza la lista Don Francisco Antonio de Peón y, así una lista de los primeros veinte cofrades.

Al iniciar la visita, te encontrarás con agrado con el documento que testimonia la Bendición Apostólica del Papa Francisco, que se dirige a la Cofradía en estos términos: "Al Hermano Mayor y Cofrades de Jesús Nazareno de Villaviciosa, con ocasión del 350.º aniversario de su fundación e invoca, por intercesión de María Santísima, abundancia de gracia divina (1668-1918)" y lo firma Yenrad Yranoslei, Limosnero Mayor.

De todo el conjunto de los pasos exhibidos voy a destacar el de la Flagelación y el de la Coronación de Espinas. Por los recibos de lo pagado al artista tenemos estos rasgos hermosos para la historia. Fueron tallados por Enrique Galarza, escultor valenciano,

El de la Coronación de Espinas en 1947 y costó 20.800 pesetas, con más 1.200 de portes. Por el de la Flagelación se pagaron 17.1000. Era Mayordomo de la Cofradía Don Manuel Alonso Ortiz y ecónomo Don Pedro de la Fuente Junco. Los dos recibos que se exponen en un cuadro valen por una historia completa de los pasos, en este caso comprados por subscripción popular por los Cofrades nazarenos.

Destaca por su mérito el Sepulcro con el Cristo Yacente. Fue donado por Doña Aurora Felisa Martínez de Suardíaz, en el año 1902 y restaurado después de la Guerra Civil.

Testimonio precioso para la historia de la imprenta en Villaviciosa la primera edición conocida de la Novena de Jesús Nazareno, cuya devotísima imagen se venera en la Iglesia Parroquial de Villaviciosa en el Principado de Asturias. Imprenta de López y Sotomayor, año de 1845.

Más precioso aún el testimonio de la película que se exhibe. Fue rodada el año 1926, con destino a ser proyectada para los villaviciosinos en América. Fue realizada por José Alonso Bedriñana siendo el operador Julio Pensado. Se reconocen algunos personajes: el alcalde Norberto de la Ballina, que lleva el pendón rastrón, y Don Recaredo Fernández, vicealcalde que lo sostiene para que no arrastre en el suelo. Del clero, es posible reconocer a D. Fermín Rodríguez el párroco que preside la procesión y a sus tres coadjutores: Manuel Fernández, Manuel Argüelles y José Rosales. El Padre Carmelita que predica el sermón es probablemente el P. Claudio de Jesús Crucificado, del Carmelo Ovetense. D. Eugenio García Antuña es el Director del coro, con la batuta. D. Ramón Fernández, con los seminaristas de Valdediós. Seguiré explorando otros nombres que ahora solo tengo como probables.

Vuelvo al principio. Puedes creérmelo: en Villaviciosa te encontrarás con un museo de excepción.

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