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Cronista de Lugones

Hay que salvar la Casona de La Cebera

El incierto futuro de la casería ubicada en el parque, ahora deshabitada

Ya hace algún tiempo que ha sido desalojado el edificio conocido como la Casona, ubicada en el parque La Cebera de Lugones, después que hubiera sido residencia de una familia durante 200 años, la de Joaquín Álvarez y sus antepasados, lo cual que ha sido la última vivienda habitada en dicha finca. Está situada a la derecha de la puerta de entrada por el Resbalón, después del colegio Santa Bárbara. Dicha casa, pertenece al modelo de edificios conocidos como "mariñanas", incluye hórreo, y siempre estuvo acompañada por varias varas de hierba, lo que le convertía en el conjunto completo de casería asturiana. Tras su cierre en 1972, la factoría, hasta entonces propiedad de la U.E.E., pasó a poder del Ayuntamiento de Siero por la cifra de 80 millones de las antiguas pesetas. Para ampliar información, según el archivo municipal, consta que en el año 1894 los vecinos de Lugones propusieron al Ayuntamiento de Siero que cediera el terreno comunal de ocho días de bueyes, poco más o menos de extensión, en el monte de La Cebera, de muy mala calidad, a la Sociedad Santa Bárbara. Y así fue aceptado.

Hasta medianos del pasado siglo XX, las condiciones de Lugones de un pueblo rural, con unas setenta caserías, fue sustituido su carácter por la sensible influencia industrial. Transcurridos los años, a finales del pasado siglo, Lugones se convierte en una Villa de servicios. Aquí se encuentra de todo, sin necesidad de desplazamientos a otros lugares próximos.

En efecto, existen otros edificios que fueron caserías, pero desde hace años carecen de vida animal. De otro lado hay que reseñar la ganadería El Carbayu, pionera y fundadora en la cría de la raza asturiana de los valles, regentada por José Villanueva Reguera.

Con este nuestro posicionamiento como vecino de Lugones, pretendemos llevar al ánimo de las autoridades municipales que debe conservarse a toda cosa esta casona, que es un símbolo de Lugones, de un pasado que por mor de la evolución de los tiempos, ya sólo cuenta para la historia, pero que precisamente por eso, debe de conservarse. No deseamos que corra la misma suerte que la Quintana de Huertina, que estuvo situada en la Avenida de Oviedo, separada de la iglesia por su parque para niños, que si bien estaba catalogada, alguien en el año 2007, se encargó de descatalogarla para proceder a su demolición. Menos mal que se salvó el hórreo, gracias a la intervención de Rafael Álvarez Bayón, vinculado a la familia propietaria, que se encargó de su restauración y traslado a La Belga, en Pruvia.

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