No dejamos de escandalizarnos con los plagios. Una cosa es copiar tal cual todo y otra, partir de la información de otros autores para ser ampliada, modificada o completada. Eso siempre lo hubo y lo habrá. Mahoma, para escribir el Corán, copió y pegó muchas cosas de la Biblia, aunque aún no hubiese ordenadores ni internet. Quienes pasamos por la Universidad o enseñamos en las aulas sabemos que todos los trabajos usan fuentes de otros autores. No sé ahora, pero antes se indicaba la "bibliografía" consultada al objeto de que el corrector pudiese comprobar las fuentes. Una tesis doctoral, una tesina, o hasta un sencillo trabajo suponían innumerable horas de consulta. Actualmente con media hora ante el ordenador y con dos teclas, siendo caradura, se pueden hacer maravillas. Algo tengo claro: los polesos no se sorprenden de que personajes de la política se apropien intelectualmente de lo de otros; porque recordarán cuando cierto alcalde de nuestro ayuntamiento publicó un jugoso artículo en la prensa del que sólo había cambiado media docena de palabras y, por supuesto, la firma. Despabilados siempre hubo y habrá y para ser político es imprescindible serlo.