Julián Polvorinos y Pedro Sánchez están de actualidad por motivo de un supuesto plagio. Es decir, según el diccionario, por copiar en lo sustancial obras ajenas dándolas como propias. Las genialidades está expuestas al peligro ajeno cuando vagan libres de la mano de su autor.

Polvorinos, diseñador gráfico madrileño que presentó una de sus obras al concurso de carteles del Festival de la Sidra, reivindica la propiedad intelectual del "Culetón", que se ha convertido en emblema popular de Nava con sus letras y la "V" de vaso con sidra. En sentido contrario, al presidente del Gobierno se le atribuye haber incluido en su tesis doctoral y en un libro fragmentos de otros autores sin citarlos.

Los plagios, el fraude en definitiva, centran la actualidad informativa desde que se halla bajo sospecha el propio presidente del Gobierno, entre otros.

Cuando se habla de plagios, ahora tan localizables con los nuevos algoritmos de las redes digitales, siempre me viene a la memoria una anécdota que relataba el periodista Juan Ramón Pérez Las Clotas de sus años de subdirector general de Prensa del Movimiento, en el régimen anterior. El protagonista era el también periodista Sabino Alonso Fueyo (Lada 1908-Oviedo 1979), un langreano con unas excepcionales dotes profesionales y enciclopédicos conocimientos, que redactaba, al mismo tiempo, un editorial en defensa de una causa afecta al régimen y otro con el mismo motivo en el sentido contrario. Y Fueyo, director del periódico "Arriba", le decía a Clotas cuando este lo sorprendía en tan genial labor periodística: "Juanra, ¿quién no se plagió a sí mismo?".