Eres y te sientes mallorquín hasta la médula, vives en Porto Cristo, a escasos 11 kilómetros de Sant Llorenc, donde se ha producido una gran tragedia con personas fallecidas, desaparecidos, e inundaciones que han devastado todo el pueblo. Decides ir a ayudar a tus vecinos, evidentemente, como uno más, sin avisar a nadie, y con el único ánimo de colaborar como cualquier residente de la zona.

¿Cuál es el primer error? Llamarte Rafa Nadal. ¿El segundo? Que a pesar de querer pasar desapercibido te hacen una foto sin que ni siquiera te des cuenta en katiuskas y recogiendo lodo en un taller mecánico, como otros muchos voluntarios, pero esa imagen acaba siendo portada de "The Times" como reflejo de solidaridad ante el desastre ocurrido.

El tercer error es vivir en un país en el que cierta parte de la población critica todo por sistema. Los motivos por los que lo hace los desconozco, aunque es fácil imaginarlos. La amargura, la envidia, el desprecio, el creer que nadie hace nada por nada, la desconfianza hacia el otro, en fin, personas que desde la psicología se califican como tóxicas. "Haters" que inundan las redes sociales y que crean opinión con su ética de andar por casa.

Admiro a Rafa Nadal desde sus comienzos. No hace falta que refleje aquí su palmarés deportivo porque me quedaría sin espacio en esta columna, ni tampoco su condición humana, demostrada una vez más en las inundaciones de Mallorca de la semana pasada.

Rafa Nadal no necesita ser más famoso de lo que ya es a nivel mundial, Rafa no ha ido a ayudar a sus vecinos para sacar rédito con una campaña publicitaria o a sacar tajada urbanística a la carta para sus negocios como se le ha criticado.

Rafa ha ido como un ciudadano más a prestar ayuda, y ha ofrecido las instalaciones de su academia de tenis en Manacor para acoger a los afectados por el desbordamiento del torrente como hubiera hecho yo o muchas de las personas que conozco si hubiéramos tenido ese espacio para ayudar a quien lo ha perdido todo en las inundaciones.

Es triste que su tío haya declarado: "Criticarnos por ayudar me parece increíble" . A mí también me parece increíble. Cuando nos levantemos por la mañana deberíamos mirarnos al espejo antes de salir a la calle y criticar gratuitamente al resto.