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Despacito y buena letra

Siero hace 708 años

La plaza de abastos, un gran regalo para la Pola que debemos cuidar entre todos

Cuando escribo estas letras me encuentro fuera de Asturias, pero no puedo olvidar que el 16 de octubre pasado se han cumplido 708 años de la historia del concejo que me vio nacer y de Pola Siero ciudad, después que don Rodrigo Álvarez de Asturias - no de las Asturias como en su día me puntualizó don Ignacio Ruiz de la Peña- cumpliera el mandato que en su día le dio el rey don Alfonso X el Sabio allá por 1280 y que él cumpliera un 16 de octubre de 1310. Uno de los principales motivos de su creación, de su origen, era dar protección a los muchos vecinos y mercaderes que cada martes se agrupaban, reunían y negociaban en la zona. Hoy, aquella incipiente villa sigue siendo foco de atracción del centro de Asturias cada martes del año. Allí, unos amparados por los soportales de la Plaza de Abastos, otros en plena calle, ofrecen sus mercancías a los muchos que nos visitan. Cada cual tiene sus debilidades y preferencias, que si verduras, ajos, perejil, patatas , tomates, pimientos, huevos? La parte textil en la Isla, donde se conjuntan originalidad, calidad y precio? Cada martes vendedores y clientes se abastecen, intercambian información, ilusiones y preocupaciones del momento: si sube el gasoil, la luz o el pienso, si baja la carne o la leche. En esas improvisadas y pequeñas tertulias que se forman alrededor de cada puesto surgen mil historias y se rastrea y se palpa la actualidad más inmediata, más directa.

Si se casó Lola, la "fía de Juan", si Antonio tuvo que marchar a trabajar pa' Madrid, si tuve que llamar al veterinario para lograr la cría, o si el lobo ya campea por Sariego y Traspando, y es que los matos crecen, no se podan los caminos ni las fincas y el bosque se apodera de los pueblos, y éstos se quedan solos, no hay manos, ya no se siembra maíz y la harina viene de Pamplona?. Ya hasta se anuncian cachopos transgénicos, sin carne, como si diríamos de laboratorio.

Las martes del año son la fiesta de los mayores, es el día del encuentro, de verse con los antiguos compañeros de trabajo, con familiares y vecinos que hace tiempo que uno no ve, ya en plena calle o agrupados en torno a una sidrería, donde entre culín y culín se intercambia juventud, experiencias y futuro.

Después de la comida de siempre, con buen pote o la tradicional fabada, el digestivo licor y la partida de cartas, y entre mano y mano el precio del ganado, el pienso y los huevos de las gallinas u otras necesidades del momento: agua, alumbrado, asfaltado y saneamiento, pensión... Y entre medias y de manera repetitiva si ganó el Oviedo o si el Sporting mejora, la eterna rivalidad, que como se sabe va por barrios, parroquias y hasta por familias.

Antes que acabe la velada ya se ve la brigada de limpieza con la escoba y la manguera en ristre que limpian la zona y le devuelven su aspecto de siempre. Hacia la media tarde, antes que oscurezca, cargadas las pilas y evadidos de sus preocupaciones, regresan a sus casas y hasta el martes que viene.

Y esto que nos parece muy de hoy, o como muy mucho de ayer, lleva haciéndose setecientos ocho años, antes quizás por verdadera necesidad de abastecimiento y trueque de productos, hoy por respeto a la tradición , a la costumbre y por ese encuentro terapéutico que supone encontrase con aquellas personas que uno aprecia y le aprecian y pasar unos momentos agradables, que calan hondo, que no se olvidan.

Y esto no se ha hecho sólo, por inercia, sino gracias a las generaciones que nos han precedido y han dejado su impronta, su buen hacer.

Es obligación nuestra, por mucho Internet y mucha venta on line que lo conservemos y mejoremos.

¡Muchas felicidades a todos los sierenses, naturales o venidos, ya que todos hacen y forman concejo y luchan por mejorarlo!

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