Nochevieja es momento de cenas, cotillones, uvas, bailes y salas de fiestas. Manuel García Velasco, un allerano nacido en Agüeria en 1955, está experimentado en celebraciones de Nochebuena y Nochevieja. Hijo de minero, Lito, como le conocen sus cercanos, cuando estudiaba en el Prau Picón, hace más de 40 años llegaba a Oviedo en un deportivo de la época, un Citroen Dyane 6 descapotable, melena al viento, camisas de cantante y pantalones de pata de elefante. Contrastaba su modernidad con la formalidad de los muros diocesanos. En las fiestas, y más en las navideñas, no fallaba en Moreda. A diferencia de otros piadosos compañeros, en aquel tiempo de transiciones, Lito estudiaba y trabajaba. Llegaba al Seminario terminada su jornada en la discoteca "La Bombilla", donde empezó a ganarse unas pesetas recogiendo vasos y acabó, 13 años después, como encargado de la sala, que en días como estos era todo un acontecimiento popular. "La Bombilla" marcó época a lo grande. Como otros templos de diversión, cada uno a su estilo. Casa Manuela en Bimenes; Zanis y Trombo en Infiesto; Eros en Nava; Escorpio en Villaviciosa; Galaxia en Cangas de Onís; o Toype en Arriondas. Allí en la capital de Parres aún se recuerda a un cura pluriempleado. El gallego Antonio González Doval, en otro tiempo párroco de Fios, compaginaba su ocupación pastoral con el oficio del taxi. Don Antonio, con más disponibilidad para el volante en la noche, una vez despachada la feligresía, era apreciado como cumplidor y respetuoso taxista por las empleadas de los clubes, que nos precederán en el Reino de los Cielos, y que en aquel tiempo proliferaban alrededor de la carretera nacional 634.
En la víspera de Fin de Año, ahora que se precipita la Nochevieja, Manuel García Velasco enciende otras bombillas e ilumina a sus vecinos como cura párroco de Infiesto. Sin pluriempleo y con buenos recuerdos de Moreda.
