"Los grandes negocios de hoy son el resultado de los anuncios de ayer. El éxito no acompaña nunca al anunciante que espera a desarrollar su negocio para anunciarse después? Tengan en cuenta nuestros favorecedores, que el buen paño en el arca no se vende".

Así de explícito fue este comentario que se publicó en el semanario "El Grillo", en su número 1, hace cien años, tal y como si fuese un aviso a navegantes, un consejo para los comerciantes de aquel tiempo. Algunos quizás reacios, al igual que ahora sucede, a anunciar su mercancía en los periódicos, ya que no deja de ser información pagada con un claro objetivo comercial, aunque la misma vaya destinada a las revistas de las fiestas, a los conocidos como portfolios, observando cómo van cambiando cada año, siendo el espejo comercial de cómo era la actividad cotidiana noreñense de cada época. He aquí ejemplo de ello tomando como referencia al portfolio de 1935.

En aquel tiempo, los pioneros en marketing publicitario en Noreña eran Don Justo Rodríguez, con su fábrica La Luz, y José Menéndez Cabeza, que anunciaba su fábrica La Carbayala, ofreciendo jamones sin corteza que serían popularizados como tipo "Avilés" y con mucha demanda en Madrid.

Otra fábrica de aquel tiempo -siempre con nombre femenino- era La Verdad, de Joaquín Colunga, y Eloy Cuesta, "El Mosquitu", anunciaba su imprenta y librería; José Monte, la venta de harinas y piensos; Confitería La Cruz, su pastelería variada, su plato especial, su flan chino y su espléndido salón de baile; Lorenzo Villa compraba o vendía pieles y ultramarinos en la plaza de Manuel Rionda, hoy plaza de La Constitución. También se anunciaba embutidos La Mariposa, propiedad de Francisco Nuño Olay, y José Alonso su fábrica de sidra. La Noreñensa era propiedad de José G. Cuervo, elaborando embutidos del país, y José Río ultramarinos y corresponsalía bancaria. Justo Colunga con La Competidora Colunguesa. Francisco Junquera su confitería El Buen Gusto; José García Cueto su fábrica La Invencible y Laborda sus farmacias en Siero y Noreña; Aquilino Gutiérrez su ferretería con accesorios para bicicletas y coches, y José Vigil (Ladino) automóviles de alquiler. El Salón Concert con licores de marca y varietés, y María Álvarez Orviz informaba de que era profesora titular en partos de la Beneficencia Municipal con precios económicos. Casa Alfredo ofrecía comidas, meriendas y bocadillos muy económicos, sidra especial y vinos de pura cepa de León. La empresa Arrojo sus automóviles de línea de Noreña a Oviedo y la línea Gijón-Sama; Justo Río coches de alquiler de siete plazas y el Bar Langreo, hospedajes; Remigio Monte "El Roxu", bazar de calzado y Carlos Junquera anunciaba pan higiénico.

Vamos terminando. La Perla Asturiana fábrica de embutidos propiedad de Nicanor Fanjul; la viuda de Antonio Fernández anunciaba su tienda de tejidos y paquetería; Emilio González su taller mecánico de cerrajería; Severino Fernández aseguraba que sus chorizos eran los mejores y Jesús Río Blanco anunciaba sidra de Nava en su bar del paseo Fray Ramón.

Hay que ver cómo ha cambiado el estilo publicitario desde entonces con recuerdos de una época, las costumbres que predominaban y en términos generales, el reflejo de nuestra sociedad de consumo unos meses antes del comienzo de la Guerra Civil, que lo cambiaría casi todo.