Tan cerca del día del padre, resulta especialmente conmovedor hablar de la madre. Ha sido una de las 21 mujeres reconocidas por el Ayuntamiento de Nava por su labor como emprendedora. Álida, la peluquera, al igual que las demás, ha recibido el aplauso y el calor de sus vecinos en unos años en los que recogen los frutos de lo que han sembrado con su trabajo y sus fatigas por los demás.

Reivindico hoy para hablar de la madre y de estas mujeres ejemplares el talento literario e intelectual de un filósofo y sacerdote asturiano ya desaparecido que glosó, como nadie, en una balada por las mujeres, lo que hoy resulta obligado destacar.

Silverio Cerra Suárez en sus libro "Ensayos en siembra" dedica un capítulo al mundo de los padres y en él unas emotivas líneas a las mujeres "que han agotado su fuerza y su salud, como las semillas que ya han germinado y se quedan exprimidas por hacer hecho desde ellas crecer otras personas".

Estas mujeres que viven ocultas y ayer en Nava han salido a la luz siempre fueron de reclamar más deberes que derechos, de asumir responsabilidades "y tienen manos y cara estropeadas por el sacrificio que asumieron para hacer más llevadera la vida de los otros".

"Se han agotado abriendo camino, recogiendo las piedras para que otros no tropiecen, apartando las espinas para que los que las siguen no se hieran. Por esta bondad nos permiten entrever mejor que las explicaciones de los teólogos el auténtico rostro de Dios: la bondad silenciosa que lo sostiene todo. Son el motor de las familias, el cimiento de la sociedad, las columnas del mundo". Así son las madres.