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Bitácora de Lugones

Va de política

Como estamos en la primavera de las campañas políticas -generales, autonómicas, municipales y, por si todas ellas fueran poco, las europeas- no viene mal un recordatorio de lo que persigue esta faceta de la vida humana. Sabido es que se trata de una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos, así de manera sencilla sin entrar en profundidades.

Según Melquíades Álvarez, considerado el orador más brillante de la época que pasó por el Congreso, en un discurso pronunciado en 1919, dijo: "La política no es ni una ciencia ni un arte; es una virtud, en la cual el hombre público tiene que sacrificarlo todo, incluso la vida, en aras de un solo ideal, que es el ideal de la justicia". La aseveración "incluso la vida" no sabemos si en estos tiempos tan materialistas resulta apropiada. No obstante, para todos aquellos hombres y mujeres que han decidido figurar en alguna de las listas para cualquiera de los comicios a celebrar, aconsejamos que emprenda su futuro aplicando el sentimiento del optimismo: "El optimismo es una de las principales energías del celebro. El pesimismo nos paraliza".

Como hemos sido siempre fervientes defensores de la participación ciudadana, nos vemos en la obligación de recordar la importancia que tiene en la vida comunitaria y, por supuesto, a la hora de la llamada a las urnas. Y en cuanto a los políticos y/o futuros políticos, que no se olviden, nada más conocer los resultados favorables de las elecciones, de las promesas que nos vendieron durante las campañas. Y, por supuesto, que una vez que se inicie el desarrollo de su ejercicio en el cargo para el cual fue elegido, que no rechacen que se fiscalice su labor y se informe de ella, tanto para bien como para mal.

Por encima de todo debe prevalecer la sinceridad, porque la sinceridad es una virtud exigente, ya que se puede faltar a la verdad de distintas maneras. Por ejemplo, con la simulación, que es mentir con los hechos, o con la hipocresía pasando por lo que no se es, o con jactancias atribuyéndose uno excelencias que no posee, o con adulaciones cuando se engaña para sacar algún provecho de los otros.

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