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Hacia una villa de servicios

Ideas para superar la encrucijada en la que se encuentra Noreña

Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Antonio Machado

Decíamos ayer que, actualmente, Noreña se encuentra en un cruce de caminos similar al de hace un siglo. El acierto de la ruta elegida en aquel momento nos ha proporcionado un largo período de estabilidad económica y social. Ahora resulta difícil adivinar hacia dónde caminará una villa tan pequeña, con una situación estratégica privilegiada y sometida al desgaste progresivo de su actividad industrial.

Aunque hay otras alternativas, su ubicación en el corazón del área metropolitana y un equilibrio urbanístico razonable parecen invitar a sus habitantes a pensar en una villa proveedora de servicios. Más cuando el cambio climático perceptible propicia una mayor ocupación de los espacios públicos.

Hacer de Noreña un lugar atractivo y fácilmente accesible debería ser entonces un objetivo prioritario.

Para empezar, tendríamos que sumarnos al diseño de las comunicaciones que se realice para el área metropolitana, para que su centralidad se vea reforzada con un sistema de comunicaciones que facilite los desplazamientos desde todo el área y que, por tanto, disminuya la necesidad de desplazarse en vehículos particulares.

En la actualidad, y parece que también en un futuro próximo, el elemento estrella de los servicios es la gastronomía. Aquí nos coge bien situados. En principio, Noreña fue tierra de callos. El Gocheru, La Fusa y El Sastre fueron sus primeros embajadores, atrayendo a sus mesas a muchos asturianos. Ahora el testigo lo tienen El Sastre y La Plaza, y su nombre también concita en el entorno el interés por acudir a la villa. Levantando la bandera de la calidad, muchos más emprendedores tendrían que añadirse a este grupo, donde indudablemente restauración, sus actividades complementarias y pernoctación tienen que ir de la mano.

No debería desdeñarse la posibilidad de buscar la etiqueta de aptos para celiacos, que facilitaría la participación de un segmento muy amplio de la población en la vida de la villa. Pero qué duda cabe que la motivación para venir hasta aquí tiene que ir más allá de la buena mesa. ¿Qué más podemos ofrecer?

No estaría mal intentar atraer a los más pequeños. Los Riegos es una zona adecuada para un parque atractivo de juegos, que se sumaría al campo de hierba, polideportivo y piscina. ¿Y por qué no instalar una pista de hielo permanente?

Cristalizar la idea defendida por José Manuel Fanjul de involucrarnos en el Camino de Santiago sería muy interesante.

Además, apoyados en la sociedad civil, podríamos encontrar motivos deportivos, culturales, artísticos, de ocio, etc. para atraer visitantes de forma casi permanente. Un buen ejemplo son las actividades culturales al aire libre. Disponemos de espacios para hacer atractivas actividades en todas las expresiones culturales. Imaginemos exposiciones y conciertos al aire libre. Hoy la tecnología nos permite compartir actividades que se realicen en cualquier lugar del mundo. Podemos ser un sitio ideal para compartir el "directo" en todo tipo de actividades de interés.

Sea cual sea el camino que se elija, hay que ponerse en marcha ya con determinación. Como canta José Luis Perales, "quizás para mañana sea tarde", y al volver la vista atrás...

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