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Los BIC, una andecha de todos

Como siempre llegan un poco tarde, pero más vale así que nunca. Se luchó, a brazo partido, para la restauración de la colegiata de San Pedro y Santa María de Villanueva, cuando la primera se venía abajo y el templo de Valdecarzana necesitaba medidas de urgencia. El vecindario y políticos de buen hacer -que se cuentan con los dedos- tomaron cartas en el asunto y, así, las dos joyas teverganas lucen como el sol de Jueves Santo. Ahora le toca el turno a la delicada y bella construcción de San Pedro de Arrojo (siglo XIII), a las termas romanas de Valduno en el concejo hermano de Les Regueres, a la iglesia de Proacina (Proaza), al entorno de Tuñón en Santo Adriano y San Salvador de Cornellana en Salas. Son numerosos los BIC (Bien de Interés Cultural) extendidos por toda Asturias y a buen seguro que no es fácil atenderlos a todos. A la "sensibilidad" de los organismos oficiales habría que tener en cuenta la implicación del vecindario, como si de una "estaferia" se tratase, dirigidos los trabajos por expertos y a los empresarios con algunas plusvalías de más.

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