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Un gran luchador socialista

Nicanor Rozada: minero a los 15 años, enlace de guerrilleros e investigador de la represión franquista

La llamada de Oliva, su esposa, me dejó como el bronce de una campana dolorido. Entera, como una pieza de seda, me comunicaba la muerte de Nicanor Rozada, el entrañable Nori con quien me unía una sincera amistad y "?con quien tanto quería?".

Yo tendría unos diez años cuando lo conocí, al llevarle todos los días el periódico a su casa en San Martín, en el edificio del inmueble de Pepe Campiello. Con los años, a mi regreso de Francia, comenzó a entablarse un acercamiento entre el joven, lleno de ilusiones, y el ya hombre veterano curtido en la mina, el amargo sabor del destierro, los fríos barrotes de una cárcel y las manzanas podridas de la vida.

Minero a los quince años, fuera enlace de las guerrillas de los hombres del monte hasta que, detenido, pasó por los "tribunales" con torturas, vejaciones y el sufrimiento de ser expulsado de la tierra donde uno nació. Vigilante de la minería por méritos propios, fue el encargado más joven de Asturias en llevar el peso de una explotación minera, cual fue la Bienvenida-II, en el alto del puerto Ventana.

Nacido en La Paré (San Martín del Rey Aurelio) en 1928, fue un hombre serio y de carácter fuerte en sus obligaciones de mando, pero quien conoció a Nori habrá visto en él un individuo dialogante, honesto, sincero, sociable, sonriente y amigo con lazos profundos que despreciaba a los traidores, como siempre me decía en nuestras conversaciones.

Casado en Teverga, formó una familia humilde de grandes principios y siempre estuvo atento a los problemas sociales y a los derechos de los trabajadores. Sindicalista de la UGT, tras su jubilación en 1984 se incorporó a la Federación de Jubilados y Pensionistas de Asturias desempeñando cargos directivos en la misma, siendo además miembro de su Comité Federal. Durante cuatro años también había sido concejal del Ayuntamiento de Teverga, siendo alcalde el inolvidable Ramón Alvarez Argüelles.

Y queda la parte fecunda como investigador y escritor. Fue un incansable buscador de la verdad perdida, con libros y publicaciones de diferentes tiradas que aportaron luces donde había silencios y tragedias. Alma de poeta, supo llevar el verso al papel con aportaciones filosóficas y humanistas. Nos deja un amplio abanico de títulos, desde "Entre el polvo y el azul del cielo" y "¿Por qué sangró la montaña?" hasta sus memorias de reciente aparición. Sus obras "Relato de una lucha", "La caza de hombres", "Destinos diferentes", "La forja de los rebeldes"? son algunos de sus veinte libros difundidos por toda la región.

Este cronista lamenta profundamente su desaparición, porque deja un vacío muy difícil de volver a llenar a golpe de pala con carbón y letras.

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