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Por el camino

Imprevisión en los actos solidarios

La escasa asistencia al acto de SOS-Ictus en Mieres

Da pena hasta comentarlo, pero la realidad, a veces, impone obligaciones que no son gratas. El pasado sábado se celebró, en el auditorio de la Casa de Cultura de Mieres, un acto solidario organizado por SOS-Ictus, en torno a esta enfermedad de tremendas consecuencias. En la palestra, con una charla harto interesante, el doctor Sergio Calleja, coordinador de la unidad de ictus del HUCA. Complementaban el acto algunos solistas de música clásica y el Orfeón de la villa. Como correspondencia al interés solidario, era de recibo que se abonara una pequeña cantidad como aporte económico.

¿Veinte o veinticinco asistentes? Lo dicho. Hasta daba pena contarlos y, sobre todo, la decepción de los organizadores y de forma especial de los actuantes que, se supone, acudían con todo el desinterés del mundo.

Ante ello unas reflexiones en dos parcelas contrapuestas. Por una parte la indiferencia y el pasotismo de Mieres ante un hecho solidario de máxima trascendencia, y por otra, con el permiso y sin señal de menoscabo de las organizadores, un punto de improvisación al programar la cita.

Sobre lo primero no es nada nuevo eso de que los mierenses demos la espalda a este tipo de programaciones en una tarde de sábado, con fútbol de Primera televisado y ya la arraigada tendencia de irse de copas o de culetes. Todo un hándicap.

Es cuanto a lo segundo, es un hecho que para mover intenciones y remover inquietudes se impone una fuerte operación difusora. No basta con los carteles en la Casa de Cultura, ni incluso con el anuncio en los medios de comunicación. Es necesario un auténtico despliegue de captación del interés general para alcanzar la meta deseada. Ante próximas convocatorias, ¡Ojo pues, al dato!

La propuesta: No sobraría que el Ayuntamiento adoptase alguna medida contra el deterioro del arbolado de la calle Aller. Si los datos no fallan, de las sesenta y ocho unidades, veintidós están más secas que el desierto del Sahara. Puede haber contagio general.

La crítica: De calles y pavimentos va hoy el asunto. ¿Se fijan ustedes de la cantidad de baldosas del pavimento urbano de la villa de Mieres que bailan al son que les toca el transeúnte confiado?. Ya saben. Dos pueden ser los resultados, una caída con balance más o menos grave o un inoportuno chapuzón en días de fuerte lluvia.

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