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Desde la Meseta

Cosas de Marcelino

El reconocimiento a Florentino Martínez Roces

Hace mucho tiempo que no me cruzo con Marcelino M. González, pero no por ello dejo de leer sus diálogos con Duke, animado e inseparable chucho. Pero entre todas sus cosas, escritos y comentarios, el de la conversación con su médico, o mejor doctora, fue genial, me produjo mucha risa. Ese final donde Marcelino está bien, con límites, le deja, nos deja a todos muy tranquilos. Yo le añadiría algo que la doctora no parece haberle dicho: que el vino no hace daño en las comidas ni en las bebidas.

Y aprovecho para unirme a Marcelino y manifestar mi más sincera enhorabuena por el galardón tan merecido a Florentino Martínez Roces, como Langreano de Honor, después de toda una batalla por llegar tan lejos con sus esfuerzos personales e incansables trabajos allá donde estuvo y está. Y es que Florentino no para por el bien de un Langreo y de unos langreanos que aman a su tierra.

Y para no dejar las cosas a medias, hace un par de días les contaba el hecho de mi butaca. Pues bien, aquella aventura o episodio, de momento acabó bien, porque aquel mismo día que se llevaron la misma para reparar en el taller, a las cuatro de la tarde ya me la trajeron, con lo cual pude dormir la siesta en la misma, sin crujidos y sin caerle tornillo alguno. Sin duda, habrá que darle un tiempo de demora para ver y observar lo bien que funciona.

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