Habitualmente, cuando escribo en este periódico es para referirme al Software Libre que es mi afición, además de servirme en el desarrollo diario de mi profesión. Pero hoy pretendo hablar de Física, mi pasión.
En 1996, al haber terminado mis estudios de esta licenciatura, solicité una entrevista con el profesor Fernando Rodríguez, desde mi punto de vista uno de los mejores que he tenido. En aquel momento, era miembro del Departamento de Física de Estado Sólido en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Cantabria. Dicha reunión se tuvo que posponer ya que él se encontraba investigando en Inglaterra. Por esa razón, creo que fue a mediados del año siguiente cuando se produjo dicho encuentro; y como no disponíamos de los medios telemáticos actuales, me tuve que desplazar a Santander. Resultaba altamente complicado explicar las causas y el motivo que significaban la necesidad de mi entrevista, no estando cara a cara. El teléfono, el correo ordinario o el electrónico no eran los más apropiados en esa ocasión.
El encuentro fue en su despacho y, después de saludarnos cordialmente, darnos un fuerte apretón de manos, que aún hoy recuerdo, y de preguntarnos sobre el presente, hoy ya pasado, la conversación se centró en una serie de ideas que rondaban en mi mente desde hacía ya un par de años. Más o menos, con estas palabras u otras similares, se lo expliqué: "Fernando, me gustaría que me diese su opinión de algo que tengo en mente desde hace unos años y que está relacionado con el lugar dónde vivo. Usted recordará que varios de los alumnos asturianos de esta licenciatura hemos nacido o vivimos en las cuencas mineras del Nalón y Caudal. Son valles estrechos situados a ambas márgenes de dichos ríos y sus afluentes, y en ellos están prácticamente todas las explotaciones mineras, conocidos como "pozos". Por las normativas de la UE algunas ya ha cerrado, otras están en proceso y las demás lo harán tarde o temprano. He pensado que un manera de dar nueva actividad es aprovechar el trabajo ya realizado (por la gran cantidad de terreno excavado) estableciendo un centro de investigación radiológica y nuclear, debido a la profundidad alcanzada por algunas de las minas".
Su respuesta, fue bastante rápida, o por lo menos a mi me lo pareció. y me dijo: "A esa propuesta le falta algo, que no se si has considerado. Debe ser un almacén". Yo recuerdo que asentí con la cabeza, ya que realmente no tenía claro cuál iba a ser su respuesta. También estuvimos dialogando sobre los organismos implicados, ya que afectaba a gobiernos, sindicatos, el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) entre otros. Me comentó que de llevarlo a cabo, sería un proceso duro y que se necesitarían muchos apoyos. Además que me iba a encontrar con muchas trabas. Llegué a la conclusión de que todavía no era el momento de hacer pública esta idea.
Hoy, por la actual situación económica asturiana, nacional y el agotamiento del sector minero junto a los avances en la ciencia moderna, me parece el instante adecuado para compartir esta idea con la comunidad científica, política y sindical, para que por lo menos sea valorada, con sus pros y contras, siempre desde un punto de vista sostenible, con la finalidad de ayudar a que nuestra tierra y por qué no, a todos nuestros vecinos nacionales y europeos a lograr un futuro próspero
Dejo a su decisión la conveniencia de afrontar o no dicha empresa.
