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Dando la lata

Una sola foto

Las políticas occidentales de intervenir en los conflictos para "liberar" naciones

Fuimos a Afganistán para liberar a la población de la medieval tiranía del régimen talibán, al que previamente armamos hasta los dientes para expulsar a los soviéticos. Nos dispararon con nuestros fusiles y dejamos el país igual o peor que estaba.

Fuimos a Irak para liberar a la población del exterminador Saddam Hussein, al que convertimos en el enemigo universal número uno merced a sus inexistentes armas de destrucción masiva. Y dejamos el país hecho unos zorros, esquilmado, descabezado e indefenso ante el empuje islamista. En Siria, hicimos cuanto pudimos para liberar a la población del asesino Al-Assad, que se volvió contra sus súbditos cuando el virus islamista comenzó a extenderse desde las fronteras iraquíes. Una vez conseguido el vacío de poder, dejamos el terreno libre para el avance del terror fundamentalista. Hoy, los sirios que aún no han abandonado los escombros de su país se exponen a morir a manos de las tropas gubernamentales o de cualquier facción de la locura islamista.

En Libia, intervinimos para finiquitar por las bravas lo que quedaba de Gadafi, otro tirano chiflado que, en su momento, fue útil para los occidentales. Una vez logrado el desgobierno en Libia, desalojamos la zona dejándola a disposición de la sanguinaria maquinaria islamista, que volvió a aprovechar nuestro perfecto trabajo de allanado del terreno.

Creo que deberíamos replantearnos la costumbre de meter las narices en otros países para, decimos, solucionar sus problemas y llevar nuestra democracia. Porque con amigos así no hacen falta enemigos. Dejemos de liberar naciones porque lo estamos poniendo mucho peor.

Ya tenemos medio mundo árabe y buena parte del norte de África convertidos en un inmenso campo de exterminio. Y el Mediterráneo, en el mayor cementerio del mundo. Ahora una sola foto, la de un niño bien vestido que yace boca abajo en una playa, parece despertarnos de la modorra. Las inocentes consecuencias de nuestra soberbia ya están aquí, riadas de seres humanos caminando en dirección al Shangri-La alemán.

Occidente y, en particular, Europa está actuando allá y aquí tan rematadamente mal que cuesta creer que sea algo indeseado y no previsto. No puede ser que los rectores de este disparate sean tan estúpidos e incompetentes. Seguro que hay algo más y tanta muerte y tanto dolor son rentables.

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