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A mi aire

Irse a tiempo

Toda una quimera el titular, pues no conozco a nadie -salvo honrosas excepciones- y me refiero a los políticos que se atrincheran rodeados de sus fieles, que son los árboles que les impiden ver un bosque que fuera de su entorno todo el mundo tiene visión clara de ello.

El bipartidismo resulta historia pasada, y la consecuente alternancia de los dos grandes grupos, pues más de lo mismo, y el relevo se viene venir.

Los placeres del poder son tan deliciosos que no hay modo de que ninguno de los que lo han probado tenga un minuto de serenidad, y de motu propio, una vez concluido periodo razonable, además de estar sazonado por problemas, cada vez más complejos, y previa catarsis en sus filas, discretamente se retiren a sus cuarteles de invierno. Ahora mismo está en la picota alguno de ellos .Obvio citar lo que todo el mundo sabe, con total falta de reflejos, y discurso que ya no cuela ni entre sus más acérrimos y fieles seguidores, que contemplan una y otra vez como otras formaciones les van comiendo la tostada a pasos agigantados. No pasa nada, él y sus mariachis están convencidos de que portan traje ignífugo que les librará del incendio que ya tienen encima.

Al final se tendrán que ir por la puerta de atrás, empujados por sus compañeros de filas, o por el previsible desastre electoral que se barrunta si todo sigue igual. Mientras, la orquesta sigue tocando cuando el barco, cada vez más escorado, se va a pique. Queda tiempo para las diversas citas electorales, pero ya han comenzado los movimientos para ir colocándose en puestos cimeros, pero lo penoso no es otra cosa que en la mayoría de los casos se van a repetir los caretos de siempre, que no hay modo de que con los años de mili que llevan, resulta poco menos que imposible desalojarlos ni con un ganchu caliente.

Y en Asturias -que igual nos duele más- la actual bicefalia en el partido que gobierna, poco bueno puede traer. Se nota a leguas la nula sintonía entre las partes, e incluso algunos ya se han lanzado a promocionarse sin ningún pudor.

Mientras tanto, y por mucho que se busque, Wally no aparece por ningún sitio. Pésima señal.

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