No sé si quedarán vestiduras para desgarrar. Que la nueva factoría de Asturiana de Laminados (Asla) se vaya de Mieres a León con sus cien empleos me resulta escandaloso, esperpéntico, insoportable para unas comarcas a las que se intenta insuflar optimismo en la adversidad. Desconozco quién tiene razón en el reparto de culpas. La empresa critica la actitud de Hunosa por considerar elevados los precios del suelo del polígono de Reicastro e intransigente su posición negociadora. Pero si es cierto que la diferencia entre las dos partes era de un millón de euros y que por ese dinero las Cuencas pierden cien empleos, es para cerrar la puerta y tirar la llave a un pozo inundado, máxime cuando la hullera dispone de cuantioso suelo industrial que no logra vender. ¿Cómo vamos a defender las minas o pedir nuevas empresas cuando las despreciamos? No es para rasgarse las vestiduras, es para quedar completamente en pelotas.
