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Cuatro Cármenes tenía Mieres

El popular festejo ha llegado hasta nuestros días vinculado al barrio de La Villa

Las fiestas del Carmen hasta poco después de la Guerra Civil se celebraban en cuatro poblaciones diferentes del concejo de Mieres. Una en el barrio de La Villa y las otras tres en las poblaciones de Ujo, Villarejo y Los Pontones. Siendo de estas la del Carmen de La Villa las más concurridas y la que aún no han desaparecido. Estas fiestas tienen su origen con la fundación de la Cofradía del Carmen, "para honra y gloria de la Madre de Dios, el 7 de julio de 1763. En ese acto se acordaría colocar la imagen de Nuestra Señora del Carmen en la ermita que bajo la advocación de la Virgen de las Nieves ya existía desde muy antiguo en La Villa.

Transcurridos 255 años desde la fundación de su cofradía y 50 desde su proclamación como patrona canónica de todo Mieres, el culto a Nuestra Señora del Carmen conserva toda su tradición, como antaño, en la capilla del barrio de La Villa. En ella cada año tiene lugar la tradicional novena que se celebra del 7 al 15 de julio y siendo la Misa Mayor al mediodía de cada 16 de julio con su posterior procesión. Esta fiesta al principio fue solamente religiosa y, con los años, sería acompañada de un componente lúdico, que comenzaría con la comida, y bebida, además de cantos y bailes. Por ello, esta parte la fiesta resulta difícil de fechar, aunque su evolución las convirtió , durante mucho tiempo, en una de las más esplendorosas del concejo. Las fiestas se organizaban en los terrenos del palacio de Camposagrado, en la actualidad instituto "Bernaldo de Quirós", reuniendo cada verano a miles de mierenses. Hasta los años setenta del pasado siglo que comenzaron a decaer las celebraciones.

Estas fiestas tuvieron su época de máximo esplendor antes de la Guerra Civil, e incluso compitieron contra las fiestas de San Juan, y es que los vecinos de este barrio siempre fueron muy suyos dentro de la vida de Mieres, pues tenían a gala vivir en el sitio donde había nacido la ciudad de Mieres. La rivalidad con el resto de los mierenses siempre fue notoria y en especial con los vecinos de La Pasera, debido a que "los paserinos" siempre decían que eran más que los de La Villa, a los que tildaban de aldeanos.

En muchos lugares las fiestas desaparecieron por el simple hecho de no tener cura, es decir, por que las campanas dejaron de sonar y, en consecuencia, faltó la misa y la procesión. En este barrio de Mieres, esto no sucedió, las campanas no dejaron de sonar. En cambio la parte lúdica casi desapareció por falta de gente que se comprometiese en su organización.

Las fiestas del Carmen, en la parte correspondiente a la iglesia, aún continúa celebrándose gracias a que las mujeres del barrio de La Villa, junto con las de Mieres, y otras más, son las verdaderas animadoras de la fiesta, al menos en lo que concierne al mantenimiento de estas costumbres religiosas. En La Villa ya empiezan a estar lejos aquellos tiempos en que las fiestas estaban compuestas de dos partes, como era lo religioso y lo lúdico, siendo esta última parte la más destacable. Con la llegada del nuevo milenio, estos actos ajenos a la religión solo están presentes de forma casi testimonial. En la parte lúdica se celebraron a lo largo de su historia numerosos actos y de todo tipo como fueron: los juegos para niños, tiro al pichón, canción asturiana, peleas de gallos, campeonatos de bolos, becerradas, concurso de entibadores y muchas cosas más? y sobre todo el baile que siempre estuvo presente en romerías y verbenas.

De estos actos, a comienzos del pasado siglo, destacó el "tiro al pichón", por la cantidad de aficionados que presenciaba este concurso y donde además reunía la más alta aristocracia regional para concursar, unos, y otros como donantes de valiosos trofeos. Con los cambios referentes al trato de los animales, en la forma de diversión, en las costumbres, vemos que hoy este concurso sería impensable en su celebración.

Uno de estos aristócratas que solía asistir a este afamado concurso del Carmen era Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, Marqués de Villaviciosa (casado con Jacqueline Guilhou, y que era una nieta de Numa). Pedro participaría, a nivel personal, en esta modalidad en los juegos olímpicos de París de 1900, donde lograría una medalla de plata que no recibió, pero si una pipa de fumar en su lugar. Este marqués era un gran amante de la naturaleza y por ello años después lograría que una parte de los Picos de Europa fuesen calificados como Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. Precisamente, este 22 de julio se cumplirán cien años desde que el Rey Alfonso XIII sancionara el proyecto gestado por nuestro vecino de la parroquia de La Rebollada. En esos días de fiesta, la música sólo dejaba de sonar al mediodía cuando comenzaba la función religiosa, y las gentes vestían las mejores galas que podían tener, era el día del estreno y de los recuerdos dedicados a las personas que ya no estaban en el barrio. La fiesta del Carmen se celebra cada 16 de julio, año tras año, los que no siempre repiten son los hombres que la vivieron. Aun está presente en el recuerdo el "baile del farolillo" que se solía celebrar el sábado anterior al comienzo de los festejos en el desparecido jardín de La Pista de Sampil. Bailes con orquestas de categoría como eran: Montecarlo, Royal, Marimbas Punto Azul y otras muchas; siendo un lujo escucharlos y bailar al aire libre. ¡Cuánto bailamos en esas verbenas!

También desde esta página queremos recordar las desaparecidas fiestas patronales de Ujo, Villarejo y Los Pontones y que también estaban dedicadas a la Virgen del Carmen. Las fiestas patronales de Ujo generalmente se celebraban también en el día del Carmen, en cambio las de Villarejo y Los Pontones se solían celebrar en el mes de agosto. Las Fiestas Patronales de Ujo se cuentan entre las más antiguas de la comarca. Inicialmente, Ujo tenía como patrona a la Virgen del Carmen que sería sustituida por San José Obrero. Esta primera celebración solía coincidir en su fecha, aunque en los años treinta, se retraso una semana más para no coincidir con el Carmen de Mieres y así no hacerse la competencia.

Las fiestas se solían cerrar con una gira campestre y por ello el último día era cuando a media tarde las gentes se juntaban en la plaza de la iglesia para ir al prau del Llerón, llamado La Viñuela, junto con la carroza del "Hórreo" donde se llevaba el exquisito "bollu", seguido de la banda de música, gaitas y tambores, finalizando esta fiesta esta con una soberbia verbena. Desde Mieres y otros lugares eran muchas las personas que se trasladan en esos días al vecino pueblo de Ujo. Unos andando, otros en los trenes de la línea del Vasco como la del Norte, que marchaban abarrotados de romeros.

Las fiestas del Carmen en el pintoresco pueblecito de Villarejo (en Santullano) se celebraran durante el mes de agosto. La Virgen María del Carmen, se veneraba en la Capilla de Villarejo. Durante la misa en el día de la fiesta la capilla siempre se llenaba de fieles, como asimismo el atrio y el campo que circunda el templo. Gracias a los cofrades su altar siempre estaba primorosamente adornado con plantas y flores. En esos, años eran muchas las personas que de Mieres y Ujo acudían a la romería que se celebraba en la posesión de Bernardo Aza.

Igualmente en Los Pontones (Hueria San Juan) también se celebraba las fiestas del Carmen, siendo la principal fiesta del valle y donde acudían las gentes de Mieres y vecinos de Langreo.

Por este amplio abanico no es de extrañar que durante el verano las camionetas, que prestaban sus servicios entre en Mieres y Langreo no diesen abasto para transportar gentes a Mieres, pues había muchas fiestas y Cármenes donde elegir.

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