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Dando la lata

Política y no política

Tenemos los pantanos del Norte llenos hasta los bordes. Da gusto mirar el de Luna. Y el de Riaño parece un mar interior. Y en los ríos apenas se aprecia el estiaje. Sin embargo, hay zonas del Sur con serios problemas. Allí llovió poco, porque allí siempre llueve poco, salvo el día en que se arranca y entonces se les viene el cielo encima con tal violencia que no hay manera de embalsar casi nada. La distribución solidaria del agua es algo que sigue sin solucionarse. Y no es por cuestiones técnicas, ni por razones sociales o medioambientales. Es un problema exclusivamente político. Bueno, político no, porque la política, como debería ser practicada, no consentiría algo así, sino de índole partidista y personalista. Como si el agua perteneciera a unos o a otros, utilizándola como instrumento de poder. Ya saben, antes de dártela prefiero que se pierda en el mar. Igual que la energía. Llevamos un montón de años sabiendo la dirección a seguir para asegurar nuestro futuro energético y llevamos los mismos años haciendo exactamente lo contrario. Tenemos el conocimiento, la tecnología y las condiciones apropiadas, pero, otra vez por intereses ajenos a la auténtica política -el arte de aplicar la inteligencia para la mejora de la sociedad-, renunciamos a la independencia y la eficiencia energética. Y, además, impedimos que cada uno de nosotros pueda ser autosuficiente. O sea, vamos intencionadamente en sentido opuesto al que una política normal nos llevaría. Y desarrollamos un régimen autonómico sobre el principio de desigualdad entre españoles, dependiendo del territorio en el que vivan. De ahí, diferentes derechos y obligaciones, educaciones distintas, sanidades públicas parceladas? Si en su momento se trató de que entre todos hiciéramos un país mejor, vamos en dirección contraria. Y, nuevamente, no por razones políticas. Lo más desmoralizador es ver cada día que las soluciones existen y están ahí, como un claro en el cielo, mientras obstinadamente, y para dar satisfacción a minorías privilegiadas, mantenemos el rumbo hacia las nubes más oscuras.

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