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Huidas del museo...

El oficio de escribir es sumamente difícil. Cuando, además, se hace tan bien que adquiere la profundidad y la categoría del arte, resulta milagroso.

Describir emociones, sentimientos, estados de ánimo o pensamientos elaborados o sugeridos que provoquen el interés y la empatía de un lector resulta meritorio y requiere conocimiento, dominio del lenguaje y sensibilidad.

En el libro que acabó de leer se encuentran bastantes evidencias de que quien lo escribe posee todos esos atributos. Además, conociendo su trayectoria de buen cronista y articulista, es evidente que ha dado, por fin, ese difícil paso que hay entre lo estrictamente periodístico y lo puramente literario y creo que ya sabe que la agilidad y la soltura con la que se desenvuelve en sus artículos, no son suficientes, ni enteramente transportables al mundo de la creación literaria.

No es seguro que lo pretenda, pero sería una pena que no lo siguiera intentando, pues tiene masa buena para hacer pan y si consigue poner a raya a sus dos principales demonios: el pudor y el pánico escénico, creo que podría no dar solo un paso, sino un doble salto mortal y ofrecernos, de forma breve o extensa, en prosa o en verso, con realismo o fantasía, una interesante y entretenida visión literaria de su dilatada experiencia y de la vida.

Ha hecho lo más difícil y, aunque mi opinión del libro es buena, la dejo para la cola, porque sé que la de otras personas, a las que respeto mucho y tienen mucha más autoridad que yo en la materia, tienen una opinión muy favorable de los trazos literarios que contiene " Huidas del Museo y otros textos" de Julio José Rodríguez Sánchez.

Ahora solo nos cabe esperar que otras narraciones o composiciones literarias no se queden en su cabeza o en el aire. Ahora solo depende de él que todas ellas hagan un tránsito natural y se plasmen en un nuevo libro.

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