Qué pena que utilicemos las redes sociales sólo para esto. Por unos pocos días te alejas varios kilómetros de España pero la actualidad te persigue y lo que llega por Facebook es siempre lo mismo: todo lo negativo, sea verdadero o falso. La polarización ideológica de este país chiflado también se manifiesta en lo que publican y comparten tus "ciberamigos". Lo del Valle de los Caídos está sirviendo para que unos y otros, con un servidor viendo pasar la bola como en un partido de tenis, se propinen artículos, críticas y estudios sobre quién fue peor, quién mató más, quién subvirtió más la legalidad, quién torturó, quién quemó y, lo más insoportable de todo, las justificaciones de las barbaridades cometidas o atribuidas a unos y otros.
De Pedro Sánchez, que ha puesto en marcha a pleno rendimiento su agencia particular de colocación, me lo han contado todo. Y de Pablo Casado y su ficticia formación académica, también. Que, por cierto, lo más impactante del nuevo líder pepero es que camina exactamente igual que Aznar. Fíjense en el paseíllo que hace con los brazos. Clavadito. Yo, desde luego, cada vez que pretendí imitar a alguien no logré más que hacer el ridículo. Él sabrá. Y me mandaron todas las trampas de unos y otros, reales e inventadas. Todas. Y de la inmigración africana, también, desde ambos extremos. Se supone que la mayor parte de la gente que me ha estado enviando y rebotando estas cosas tan agradables son jubilados y veraneantes. Pues vaya forma de descansar y desconectar de la realidad. Permanentemente atentos a lo que se dice de unos y otros, según el bando. De Pablo Iglesias, Susana Díaz, los sindicatos andaluces, el Gran Wyoming y el nuevo gobierno español tengo lo mismo que de Rajoy, los curas, Rivera, la tumba de Franco y los másteres. Eso sí, sin mezclar: cada uno mira con su ojo favorito. Aburridos y cansinos. De verdad, prefiero que me envíen chistes malos y fotos picantes.
