La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A contracorriente

Otoño, sabor a berrea

La experiencia de los cérvidos en el parque de Redes

Estamos en tiempo de otoño, esa etapa de transición ante el próximo y largo invierno que busca con sus días cortos y límpidos la revolución natural de las especies animales y la transformación del bosque caducifolio. Y en otoño se presenta la berrea del venado, ese bramido intenso y de atardecida que supone un canto amoroso de dominio cérvido para la atracción de las hembras. En Redes, es todo un espectáculo esos ronquidos estruendosos en medio del follaje boscoso que rompen el monótono discurrir de una jornada tranquila y serena. La lástima es que no se puedan observar en sus luchas, entre cuernos, por lograr la primacía entre los machos para hacerse con la manada. Por estos entornos de montaña, salvo honrosas excepciones, los cérvidos se pueden otear con prismáticos en su rincón de bramido y poco más. Nada que ver con los ciervos de las dehesas y reservas cinegéticas de Ciudad Real o Toledo donde el espectáculo al completo está asegurado. El turismo de la berrea comienza a tener adeptos y en estos contornos de las Cuencas ya existen empresas dedicadas a estos menesteres con notable participación de aficionados a la montaña y público diverso.

En esta ocasión pude seguir la berrea por tierras de Tanes, siendo la Braña de Espines y los entornos del embalse lugares adecuados para ese objetivo. Y tanto al amanecer como en la tarde otoñal la berrea con su sonido intenso y ronco de los venados redondea un momento de inusitada belleza sensorial y en ocasiones los machos dejándose ver en su delirio de conquista.

Estos días el paisaje de Redes se transforma en belleza multicolor y orgía cromática por esa variedad colorista de sus bosques animados y oferentes. Y en esa paleta de artista surge ante los ojos deseosos del visitante accidental el panorama diverso y atrayente de un arbolado convertido en floresta generosa y cargada de clorofila.

Los bramidos de los cérvidos siguen con su liturgia medioambiental y los enfrentamientos entre machos, a cuerna batida, conforman el teatro otoñal. Pura y sabia naturaleza. En Tanes y desde una atalaya inigualable, con banco y sonochada, el sonido intenso y ronco de los machos en celo inunda el cielo casín y provoca celos de la luna llena. Y paisaje como éste redunda en momentos de sensaciones oníricas y sentimientos entre adelfas. La berrea también es turismo de naturaleza y hay que saber explotarlo con racionalidad.

Compartir el artículo

stats