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Dando la lata

Se alquila, se vende

Quizás sean los anuncios más repetidos en nuestros pueblos. Locales cerrados, efímeras iniciativas de negocio, bajos comerciales abandonados, naves industriales sin vida. Y una constante: unos precios muy alejados de la realidad económica de las Cuencas. Al igual que ocurre con los alquileres de viviendas, escasos a pesar del notable censo de propiedades vacías y demasiado caros para radicar en zonas en imparable declive. De hecho, cuántos alumnos del Campus optaron por residir en Oviedo, al mismo o inferior precio. Pero es que en Mieres alquilar un apartamento por 300 euros mensuales es sinónimo de "regalar". Así, "grandonos" que somos. Pues lo mismo sucede en el sector comercial, donde las pretensiones de los propietarios están muy lejos de lo que actualmente produce un negocio medio. Y la renta acaba asfixiando al emprendedor en un entorno de clientela menguante. "Por menos de eso, prefiero tenerlo cerrado criando polvo". Y "eso" era una pasada de euros mensuales, que en Mieres no se saca ni haciendo trampas. Y ahí permanece el descolorido cartel desde hace años, a la espera de un incauto. Es curioso: era como si al tipo que me lo contó, que dejó claro que no necesita la renta del local para vivir de maravilla, le molestara la posibilidad de que al potencial inquilino le fuera bien en su aventura, como si pudiera ser más mérito del emplazamiento que del negocio en sí. "A ver va a hacer perres a mi costa". Y la solución que propone es simple: no alquilar a precio razonable y dejar que el local se pudra. Y si a ello unimos la lamentable constancia de una administración local que no facilita nada las cosas, a nadie puede sorprender la languidez de nuestra actividad económica. Lo milagroso es que aún queden empresarios y comerciantes. A precios de capital pero sin ninguna de sus ventajas es realmente difícil que podamos salir adelante, como no sea haciéndonos todos empleados públicos y jubilados. Y que los servicios nos lleguen por mensajería.

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