¿Cómo van a venir, adónde vamos a ir? El paraíso natural está bien resguardado. Los aviones, los que quedan, tienen un precio prohibitivo; el tren es un viaje en diligencia por la plataforma de Pajares; en coche, la autopista del Huerna convierte el viaje en el más caro de España (encima, súmenle el Guadarrama en Madrid), y el puerto nos remonta a los viajes de nuestra infancia. Desaparecen los peajes y bajan un 30 por ciento, pero el de Asturias no sólo permanecerá hasta 2050, sino que el próximo año subirá de precio. Somos una especie a proteger. Una reserva astur. Francisco Álvarez-Cascos, cuando era ministro de Aznar y general secretario del PP, tuvo una visión regionalista y decidió que durante treinta años más habría una frontera en el Huerna, que ahora imagino cuesta demasiado eliminar para un millón de humildes astures. El forista Cascos, de gira electoral por las tumbas de los reyes asturianos, es víctima de su conservacionismo regional: los monarcas del Reino de Asturias cuando deseen ir a la corte de León deberán pagar el peaje, como sus súbditos.
