Las negociaciones mineras tienen sus tradiciones, liturgias, tiempos, protestas, encierros y movilizaciones. Siempre ha sido así. Y ahora, en Hunosa, no iba a ser menos. Los sindicatos permanecen en asamblea permanente (encerrados) en la sede de la hullera en Oviedo, donde vuelven a sonar los petardos. Lo que no era tan esperado es que, tras las promesas de casi todo el Gobierno, incluido el presidente Sánchez, y buena parte del PSOE, sobre la mesa no haya aún un plan para la empresa que garantice su continuidad, cuando las minas se cerrarán el 31 de diciembre. De las palabras a los hechos hay un salto siempre difícil de dar. Pero han sido tantas y tan reiteradas las promesas sobre el futuro de las Cuencas y de Hunosa como empresa motora con energías limpias y otros proyectos, que resulta difícil entender este fuego amigo que ha llevado a los sindicatos a hacerse fuertes en la sede de la empresa. No disparen sobre nosotros.