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Vicealcalde de Mieres

La luz al final del túnel

El Ayuntamiento de Mieres ha reducido en siete años una deuda de 31 millones, dejándola en menos de 200.000 euros

Gobernar estos siete años no ha sido sencillo. Llegar y encontrarse con más de cinco mil facturas sin pagar en los cajones, con una deuda millonaria en los bancos y con otra montaña similar de promesas incumplidas es una bienvenida que no se la deseamos a nadie. Estos siete años el Gobierno de Rajoy lo resumía todo en tres palabras: recortar, privatizar y despedir; y el de Javier Fernández fue incapaz de salir de la parálisis y cuando tomaba alguna decisión siempre era para marginar a Mieres (apenas hemos tenido inversiones dignas de ese nombre) o negarnos el apoyo que necesitábamos (como con el Grado de Deportes). En resumen, estábamos ante lo que se podría llamar una tormenta perfecta.

En 2011 hicimos una apuesta firme: evitar la quiebra del Ayuntamiento sin privatizaciones ni EREs (que era la solución que quería imponernos Montoro). Para ello diseñamos una hoja de ruta clara: eliminar la improvisación y erradicar el derroche como forma de gobierno, priorizar el gasto social para intentar mitigar la situación de las familias que peor lo estaban pasando y afrontar el campo de minas en que se había convertido el Ayuntamiento (basta recordar las sentencias millonarias que tuvimos que afrontar, las irregularidades en el Recinto Ferial o la Casa de Mieres en Pinos por citar tan sólo tres ejemplos).

Ahora, siete años más tarde, podemos hacer balance. El pufo de más de 29 millones será de menos de 200.000 euros a 31 de diciembre de 2019. Es decir, al final de esta legislatura habremos conseguido reducir la deuda al 99% así que entregaremos un Ayuntamiento saneado, sin hipotecas, que paga a los proveedores en días (y no en años como cuando llegamos). En mayo, las urnas decidirán quién debe gobernar el concejo otros cuatro años, y lo podrá hacer sin estar atado de pies y manos por la deuda.

Mañana aprobaremos el presupuesto municipal para 2019. En el próximo año dispondremos de 36 millones de euros de los que el 40% irá pagar la plantilla de empleados públicos. Casi el mismo porcentaje es lo que dedicaremos al funcionamiento de los servicios municipales básicos: limpieza y recogida de basuras; la red de aguas y el alumbrado públicos; los servicios sociales (ayuda a domicilio y lucha contra la pobreza); la luz, el agua y la calefacción de los colegios públicos del concejo; la escuela 0/3 años o escuela de la música; la red de bibliotecas y la programación cultural y festiva que refuerzan el protagonismo de Mieres en toda Asturias; o la red de instalaciones deportivas del concejo, básicas para fomentar el deporte base y una vida saludable. Son solo algunos ejemplos, porque hay muchas otras acciones (apoyo al comercio y pequeñas empresas, programas para las personas mayores, el plan de lucha contra la droga, memoria Histórica...) que no debemos olvidar. Si a esto añadimos la aportación del Ayuntamiento a la Residencia de Personas Mayores, al Patronato de Deportes y a EMUTSA, la cifra total supone más del 86% del presupuesto.

Este año ha sido un punto de inflexión importante. Después de muchos ejercicios de sacrificios y renuncias, en 2018 por fin recuperamos las inversiones para mejorar el concejo: conseguimos cinco millones de euros de la UE para nuestra Estrategia de Desarrollo Sostenible (Mieres fue uno de los dos ayuntamientos asturianos seleccionados en la primera convocatoria) y el Ayuntamiento aportará otro millón para financiar un conjunto de medidas que pretenden servir de base para importantes cambios en nuestro espacio urbano. El camino que emprendimos en 2018 tendrá continuidad en 2019: habrá más inversiones, más actuaciones en el concejo, más proyectos para mejorar nuestra calidad de vida y dar respuesta a las demandas de los y las vecinas.

Más allá del presupuesto, lo cierto es que el municipio tiene por delante retos muy importantes: afrontar la crisis demográfica, que nos hace perder población año tras año, y el envejecimiento (una de cada dos personas que viven en el concejo tienen más de 50 años). Dos realidades que requieren tomar decisiones (como reforzar los sistemas públicos de sanidad y servicios sociales) para dar respuesta a las demandas crecientes de buena parte de nuestra población. Por eso estamos reclamando más inversiones para modernizar y mejorar nuestros centros de salud o más medios para reducir las listas de espera. Pero también estamos reclamando nuevos equipamientos como apartamentos para personas mayores o un nuevo Centro para Personas Mayores en Mieres. En un concejo en el que hay un número importante de mujeres mayores que viven solas parece obligado impulsar el Servicio de Ayuda a Domicilio para dar nuevos y mejores servicios.

Crear empleo y diversificar la actividad económica tiene que ser otro de los ejes claves para el Ayuntamiento. No podemos cruzarnos de brazos mientras nuestros polígonos industriales se quedan vacíos. Es cierto que el Ayuntamiento apenas tiene competencias y que son otras las administraciones que tienen la capacidad de tomar decisiones pero el Gobierno local puede y debe poner el foco en los problemas y demandar soluciones, como hicimos con el Parque Tecnológico de Figaredo, condenado al ostracismo del olvido y que comenzará a ser una realidad a partir del año que viene gracias a la perseverancia del Alcalde.

Si el presupuesto de 2018 supuso el regreso de las inversiones, después de años de sacrificios, el de 2019 será el presupuesto del fin de la deuda, serán las cuentas que habrán dejado atrás el riesgo de quiebra y que nos permitirán, por fin, ver la luz al final del túnel. A partir de ahora, la prioridad ya no será que el agua no nos llegue al cuello sino afrontar el futuro del concejo.

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