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A mi aire

La piscina

La inundación del paso bajo las vías de Renfe de Lada a La Felguera

Despejo dudas, pues no me voy a referir al culebrón de las piscinas de Pénjamo, en Langreo, que ya perdí la cuenta de los años que llevan durmiendo el sueñu de los justos y que, de cuando en cuando, básicamente en vísperas electorales, vuelve a surgir cual Guadiana para acabar prácticamente en nada.

Bueno, estos días atrás se ha dedicado una partida pare el cierre perimetral el recinto deportivo, que suena un poco a coña, pues ya no queda nada que llevar, amén de ofertas por parte y parte para volver a la casilla de salida. Lo habitual, más de lo mismo.

La piscina a la que me refiero no es otra que la que se forma cuando llueve en el paso entre Lada y La Felguera (o viceversa) bajo el viaducto de las vías de Renfe, y que sirve también de salida hacia la autovía del Nalón y el Corredor.

Cada vez que llueven cuatro gotas más de lo habitual, se forma una piscina que nada tiene que envidiar a las más profundas y obliga a cortar el paso. Una situación con la que ya cuentan los conductores habituales. Pero lo que no resulta de recibo es que a diferencia de otras veces, cuando se colocaba la señal de prohibido el paso, a la altura de la planta de Bayer, ayer se situó cuando ya te tragaste todo el trayecto y te topas de bruces con la piscina en la misma cuesta que conduce a ella bajo el viaducto.

Así que dos penas: una, que esto no ocurra en pleno verano y poder darse un chapuzón; y la otra, que con la experiencia que hay no exista más sentido común en algo tan simple como colocar la señal en el sitio correspondiente. Lástima que no hayan escuchado el rosario de improperios que les dedicaron la caravana de automovilistas de los que allí coincidimos.

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