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Francisco Palacios

Líneas críticas

Francisco Palacios

El valor de la excelencia

La meritoria labor de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa

Con frecuencia, la maquinaria institucional se pone en marcha, no para prevenir, sino después de haber ocurrido una hecho desgraciado, un trágico accidente, como el suceso en el que, durante casi dos semanas, estuvieron puestos los focos y los ojos de millones de personas. Por cierto, ahora se sabe que existen en España cerca de un millón de pozos peligrosos como el que le costó la vida a Julen. Bertrand Russell sentenció al respecto que buena parte de la historia de la humanidad es la suma de aquello que se podría haber evitado sin mayores problemas.

De cualquier modo, el colosal esfuerzo humano y tecnológico desplegado en el caso Julen ha sido de una eficacia y de una entrega personal que dignifican a todos los que han participado en ese rescate que tuvo trascendencia mundial.

Por otra parte, se ha escrito que el trabajo de los ocho brigadistas había puesto a las Cuencas en el mapa con su labor en Totalán, algo que contrasta al mismo con la agonía de las explotaciones mineras en esos territorios.

Sobre esta cuestión, el escritor leonés Julio Llamazares destacaba en un diario nacional que los mineros asturianos habían logrado rescatar del olvido a todo un sector, que, después de contribuir al progreso económico del país, ha visto como la historia lo arrinconaba sin miramiento en el rincón de los trastos viejos sin reparar en las consecuencias que esa postergación suponía para miles de personas.

Asimismo, como el resto de los implicados en el rescate, la actuación de los brigadistas ha sido un ejemplo de pericia técnica y de estoica resistencia. Hicieron lo que tenían que hacer y lo hicieron lo mejor posible. Y ahí radica la excelencia de su trabajo. Que nunca es un regalo de los dioses. Bastante mejor nos iría en este bendito país si cada cual cumpliera su deber con ese grado de profesionalidad.

Y esa excelencia tiene antecedentes históricos más que centenarios. La Brigada Central de Salvamento Minero, con sede en las antiguas instalaciones del Pozo Fondón de Sama, fue creada en 1912, curiosamente el año del hundimiento del Titanic. Fue una iniciativa de de Duro Felguera, a la que más tarde se unieron otras empresas.

Sesenta años después, en 1972, es galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo como premio "al sacrificio, a la entrega, al valor y a la solidaridad. Y como reconocimiento de España entera a su labor". Según el protocolo, esta medalla conlleva precisamente el que los condecorados tengan el tratamiento de excelentísimos.

Años más tarde, la Brigada recibe la Medalla de Plata del Gobierno del Principado y el mismo galardón de la Cruz Roja Y más reciente es la Medalla de Oro con distintivo azul al Mérito de Protección Civil Española. Ahora se reclama para la Brigada el Premio Princesa de Asturias de la Concordia.

Una petición sobre la que se ha manifestado en las redes sociales José Manuel Rodríguez. Arguye este bombero asturiano que lo que verdaderamente necesitan los "mineros y los que vengan detrás es un futuro digno y una salida laboral para que Asturias no se convierta en un geriátrico subvencionado. Y dar a la Brigada de Salvamento Minero un oportunidad de sobrevivir y que perdure para siempre su profesionalidad, oficio y entrega".

Una vez cumplida su misión en Totalán, que tuvo un enorme despliegue publicitario, se ha garantizado el futuro de la Brigada. Incluso se han propuesto otros destinos nacionales e internacionales para que siguiera ejerciendo su especializada profesión. Ya se sabe que la publicidad puede obrar milagros en los que tienen el poder de decisión.

En definitiva, más allá de la retorica sensacionalista que algunos medios utilizaron en el rescate de Julen (algo muy característico de la llamada sociedad del espectáculo tan bien analizada por Guy Debord), nos queda la impecable diligencia y "la silenciosa sobriedad" de esos ocho brigadistas que sin duda se han ganado por méritos propios un lugar en la historia.

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