Empacho de crema es el que buena parte de los españoles estamos sufriendo a cuenta de la conocida "crema catalana", y el empacho llega al extremo de casi odiarla, pues un día tras otro, con más de lo mismo, llega a "repunar al más pintáu".
Se pierden en los anales de los tiempos las constantes concesiones a estos individuos, además de "combayar" para tenerlos como socios preferentes por los diversos gobiernos.
Además, da igual lo que se haga, todo les parece poco, y ahora se quitan la careta y llegan a su objetivo final: la independencia de España.
Muchos de ellos tienen mala memoria. Parece que ya no se acuerdan de la riada de millones que les supuso la celebración de los Juegos Olímpicos del 92, o la llegada del AVE en el 2008, que les dio un plus de modernidad, e instalaciones de todo tipo con las que no contaban.
Obviamente, todas estas concesiones se hicieron en detrimento del resto de las autonomías, que tuvieron que sacrificar inversiones previstas. Todo para "fartucar" bien al insaciable dragón separatista.
Simple ejemplo de guapos y feos puede ser nuestra querida Asturias, con trenes burra, o los de FEVE que ni siquiera llegan a eso.
Ahora mismo, y a cuenta del intercambio de cromos políticos, el tema se encona cada vez más, e incluso surge una nueva figura a la que denominan "relator" (¿qué?) Para que al final sigan dando pasos para salirse con la suya, con un Gobierno central al que ya muchos de sus conocidos dirigentes le vuelven la espalda, por sus continuos bandazos y desatinos.
Al final ignoro de qué sirve la tan manoseada Constitución, cada vez más maleada y prostituida por aquellos que la deben proteger, y hacer cumplir.
Así que simplemente vuelvo a recordar un apartado del Artículo 8 de la misma, que deja taxativamente claro, como último recurso, cuando ya no queda otro remedio. Nada deseable, pero al paso que vamos, o mejor nos llevan, cualquier cosa puede ocurrir. Esperemos que no, por el bien general. Pero?
