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Por dónde le llevo

Los taxis y las triquiñuelas que a veces se cometen

La frase del título era y seguirá siendo rutinaria. Yo trabajaba en Madrid, en la calle Guzmán El Bueno, casi esquina con San Francisco de Sales. La central del Banco estaba en la calle Miguel Ángel, con lo que era frecuente trasladarse de un lugar a otro para asistir a reuniones, con lo cual, el remedio más correcto era coger un taxi. Bien, pues cada vez que cogía un taxi, la pregunta del profesional del alquiler, siempre era la misma: "por dónde le llevo". Y como era inexperto para rodar por las calles de Madrid, siempre le respondía: "por donde primero lleguemos". La respuesta era absurda y el taxista un aprovechado, porque siempre me llevaba por el sitio más largo o por donde el tráfico estuviese más atascado.

Cuando me cansé de que me tomasen el pelo, compré una guía de Madrid y me aprendí de memoria el recorrido y de esa forma era yo el que le señalase las calles por donde debiera de circular.

La anterior historia se me repitió en Oviedo en una ocasión. Cogi un taxi en la Avenida de Colón esquina con la Argañosa, para que me llevase hasta un taller en Almacenes Industriales. Me hizo la misma pregunta que la de antes y yo, inocente en ese momento, le respondí "por donde leguemos primero". Y claro, me bajó por Independencia, luego por Fray Ceferino, hasta toparnos con General Elorza. Así que en otra ocasión tuve la necesidad de hacer la misma carrera, pero yo más despierto le dije "por Ramiro I", dándose cuenta que conocía Oviedo como la palma de mi mano.

No dudo que habrá taxistas honrados, pero los pícaros también abundan, como aquel que le dio dos vueltas a la Plaza de América a una señora de Zamora.

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