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Dando la lata

Paraíso canino

El incremento del número de mascotas frente a la cada vez más preocupante pérdida de población

Y lo que ya sabíamos sobre Mieres ahora se constata para todo Asturias: hay más perros censados que niños y jóvenes inscritos en los registros civiles. Ningún integrante de la tertulia del contenedor se sorprendió lo más mínimo. De hecho, la mayoría baja la basura sujetando por la correa a uno, dos y hasta tres canes. Es más, lo habitual es que en nuestras sesiones haya más cuadrúpedos que bípedos. Y el que se alarme por estos datos debería pensar que el recuento se ha hecho sobre los perros censados.

Los clandestinos, que para mí que son más, no constan en el estudio. Porque, que se sepa, cada humano nacido en Asturias es debidamente registrado, algo que con los chuchos no es tan habitual. Pero bueno, tampoco deberíamos preocuparnos en exceso. En el Paraíso Natural se sobreentiende la abundancia de fauna. Y la hay. Seguro que si se obligara a los jabalíes a pasar por la oficina censal saldrían unos números de impresión. Y de avispones asiáticos tocamos a más de uno por cabeza. Y hormigas a mogollón. Y moscas. Y roedores. Hasta la esquilmada población de osos se está recuperando.

Los únicos que parece que vamos hacia la extinción somos nosotros. Las residencias de ancianos hasta los topes y los jardines de infancia vacíos. Definitivamente caminamos hacia ese Paraíso Natural prometido.

Mucho bicho, mucha planta, y unos cuantos ejemplares de humanos que acabaremos como Paca y Tola. El vocal tercero de la tertulia dice que se apuesta una fabada del Consistorial a que en Mieres hay más perros que personas, sin importar su edad. Nadie aceptó el reto, y no precisamente por falta de ganas de meterse entre pecho y espalda esa suculencia, sino porque la realidad canta.

Se adjudica a Lord Byron la célebre sentencia "Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro". Cierto que el poeta británico debió de ser un tipo rarísimo, pero qué feliz podría haber sido en Asturias.

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