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Como el río

Recordando a Emilio Martínez

El 60.º aniversario de la muerte del "cantor de la Virgen del Otero"

El río Nalón y la Virgen del Otero tuvieron en Emilio Martínez (1878-1959) al mejor cantor como poeta. Emilio Martínez, fue hermano de misioneros, historiadores y poetas. Hermano de fray Graciano Martínez, gran orador sagrado, quien fue encargado de las exequias fúnebres por Marcelino Menéndez y Pelayo (en 1912); de Fray Faustino, autor del himno a la Virgen del Otero; no obstante que al final de sus días, apostató de la religión que siempre había llevado consigo, especialmente en tierras peruanas y de Manuel, que en tiempos de la independencia cubana de España enviaba sus crónicas a la "Laviana", publicación que fundó y dirigió don Eladio García-Jove.

Este año 2019, hace sesenta que murió en Polaviana "el cantor de la Virgen del Otero", dijo Alfonso Camín en una emotiva y recia elegía. De ambos cabe decir que fueron grandes amigos en tierras cubanas, a partir de 1913 y fueron, en lo que conocemos, los mejores poetas que prodigaron sus estrofas rimadas a nuestro río mayor de Asturias, el Nalón.

Emilio Martínez, trabajó cuatro meses en las minas de Coto Musel, un mes dentro, los tres restantes en el exterior? que la mina no tenía cantos de aves ni flores de encantamiento. Al poco buscó mejorar su vida en la emigración cubana. Y a La Habana llega precisamente en el año 1892, cuando España pierde Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. Por tanto, si los tiempos son pocas veces buenos para los emigrantes, aquel año para los españoles que arribaron a la Isla, fueron mucho peores todavía.

Casado con Josefina Marzoa -gallega de origen- en 1905, en La Habana tuvo su tienda de ropas finas. Invirtió en bolsa, ganó algo, pero perdió todo por mor de una crisis que hundió muchos ahorradores. Él fue uno de ellos. Regresó con su mujer a España, se estableció en La Coruña, donde publicó "Sol de ocaso" en 1928. Regresó a Asturias sobre 1940, tras enviudar de su esposa. Vivió algún tiempo en Oviedo y, sobre 1951, regresó a Laviana, a su Pola querida, donde había nacido. La Pola que él decía Laviana en sus versos.

El alcalde Atanasio Pandiella le nombra Cronista Oficial, con una asignación fija de 250 pesetas al mes. Emilio Martínez fue el único cronista que ha tenido Laviana hasta estos momentos. Si bien publicó en el Boletín del Instituto de Estudios Asturianos un número monográfico sobre Armando Palacio Valdés, dejó inédita materia literaria, que en 1985 el sacerdote Benigno Pérez Silva, publicó en Munumenta Histórico Asturiensia. Esto es, obra póstuma de Emilio Martínez, que lleva por título "Laviana, Hombres, Paisajes y Letras", que se pueden calificar de referencias breves, más que nada, sobre algunos personajes de Laviana. Eso sí, la parte final del libro incluye una serie de poemas de Emilio Martínez. Y en esa sección no podía faltar su poema El Nalón, publicado por primera vez en "Ecos del Nalón", en 1951.

Recordar a Emilio Martínez es menester para sumar su valía a la valía del escritor Armando Palacio Valdés, uno en verso, otro en prosa; por cierto, del que se vienen publicando algunos de sus libros, bien editados, como acontece con el autor de "La aldea Perdida". De Emilio Martínez sería una sorpresa que se editase alguna vez un libro con sus poemas.

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