Dicen los ecologistas que en la peña Figares, en Morcín, proliferan los buitres, y que pueden verse afectados por la escuela de escalada. Alguno mal pensado comentará que se trata de los efectos de las campañas electorales. No, lo de Figares es real. Otra cosa es que unas páginas más allá, Ricardo V. Montoto ponga en duda, con suma ironía, que la proliferación de tantas obras sea producto de la casualidad o, si me apuran, de la coincidencia. Es sabido que cuando se acercan las elecciones, todos, y todos es todos los que gobiernan, sean concejos o comunidades, independientemente de su color o afiliación, entran en un furor obreril. También es sabido que cuando se acerca la hora de votar es buen momento para pedir. Al menos la sensibilidad del político muta para hacerse más cercana al administrado. Así que aprovechen para mirar obras y pedir, pero sin excesos, que ante este vicio está la virtud de no dar. Y esa la manejan mejor.
