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El bazar de la historia

La tradición de las fiestas de la Flor

La historia de la ermita, la imagen de la Virgen y de la popular romería de Lena

El siguiente fin de semana después de la semana de Pascua se celebrarán en el concejo de Lena las fiestas de la Flor. Durante esos días, en la villa de la Pola se podrán ver pasacalles y grupos de baile animando las calles de la villa y, durante la noche, las verbenas en la plaza Alfonso X el Sabio animarán a quienes se acerquen a disfrutar de la fiesta.

Desde hace varios años, durante esta fiesta se organiza en la Pola lo que es conocido como Mercáu tradicional. Cuenta con gaiteros, grupos de baile y más actuaciones, confundiéndose entre los numerosos artesanos de oficios tradicionales como son los madreñeros, tejedoras, o los herreros, entre otros. El mercáu se convierte en el lugar perfecto donde degustar productos típicos asturianos en los diferentes puestos de comida, o para hacer una parada en el chigre y tomar una buena sidra. Las noches se disfrutan también, con varios grupos de música folk.

Hablar de romería tradicional asturiana es mencionar la Flor en Lena, siendo el acto estrella de las fiestas el que se celebra de lunes, por lo que es fiesta local. Ese día cientos de romeros suben a pie al prau de la Flor, donde está situada la ermita con el mismo nombre y en él se celebra la romería. Se encuentra situada por debajo del pueblo de Piedraceda y en las proximidades del margen izquierdo del río Naredo y en el antiguo camino Real.

El día de la fiesta las actividades comienzan muy temprano, y después de recoger el bollu preñáu y la botella de vino, que se entrega a los cofrades en la Pola y que también se hace esto en la misma pradera. En la ermita se celebra la primera misa por los cofrades y al mediodía se oficia otra misa, con procesión incluida a la que asisten muchos fieles. También la puya'l ramu. A todo se suma el ya tradicional concurso de empanadas que organizan las amas de casa de Lena. Como buena fiesta astur, no pueden faltar las gaitas y alguna pareja que se anime a bailar las danzas populares de la región. Al medio día después de celebrados los ritos religiosos, muchos romeros celebrarán la llamada sesión vermut para después disfrutar en los alrededores de la ermita de una comida campestre en perfecta armonía y regada generalmente con sidra o vino.

La causa de declarar festivo el lunes siguiente al lunes de Pascua se atribuye a que era, el señalado en la parroquia para el cumplimiento pascual. Se puede observar la circunstancia curiosa que el lunes antes, se celebran habitualmente las comuniones en Santo Medero, ermita similar a la de la Flor, y situada en el valle de Muñón que flanquea Pola de Lena. Las parroquias cercanas o vecinas nunca coincidían en esto y solían celebrar este acto eucarístico con diferencia de siete días. Según algunos historiadores en este lugar estuvo la antigua parroquia de Pola de Lena, hasta que Alfonso X el Sabio, quien reinó desde 1252 a 1284, le dio la carta de puebla en 1266. Esto está confirmado por los enterramientos de la zona y que fueron descubiertos con motivos de las obras hace unos 50 años.

Sobre la historia de esta ermita, diremos que todo comienza cuando San Bernardo, en el siglo XII, es quien pondrá a la Virgen María este nombre de la Flor, él también se ocuparía de la reforma de los Benedictinos y ellos se encargarían de extender esta advocación por muchos lugares. Esto nos sitúa en el año 1474, tras reconstruir la ermita hoy de la Flor, aunque no tenemos datos muy claros todo indica que esta ya existía desde el siglo XIII, esta reconstrucción se hace bajo la influencia de los Benedictinos y por tanto ellos son quienes instituyen la veneración a Nuestra Señora de la Flor, que desde entonces se mantiene en esta ermita.

Dentro de este edificio se encuentra la figura de Nuestra Señora la Virgen de la Flor, de la cual se desconoce quién fue su autor y su fecha. Es una talla de vestir de pequeñas dimensiones y que se encuentra en buen estado de conservación, a la que acompañan en el retablo una imagen del Arcángel San Miguel pisando al diablo, San Roque y el Ángel de la Guarda. El interior conserva un retablo del siglo XVIII. La fachada presenta la inscripción "Facio Fieri In memoriam Alfosus Maritini Obit".

Todos los años, antes del día de la fiesta, se celebra la tradicional novena en honor de la Virgen y que curiosamente comienza en Sábado Santo. Así llegaran al segundo Lunes de Pascua, día grande que se inicia con la misa de cofrades.

Según se cuenta, la ermita estaba al cuidado de un ermitaño que tenía entre sus deberes la obligación de tañer la campana los días de niebla y tormenta para orientar a los viajeros del camino de Quirós. Allí se bifurcaba el camino. Una de estas calzadas seguía al lado del río, pasando por los parajes de Morúes y Riabona hacia el concejo de Quirós, y el otro atravesaba el cordal cruzando por Armada.

Los numerosos viajeros del pasado encontraban en el pórtico de la ermita un lugar donde poder descansar a refugio y pasto para las caballerías en la explanada del lugar. Cuando faltaron los ermitaños, siguieron prestando tan estimable labor los vecinos de la aldea de Piedraceda en turnos que nombraba el mayordomo. Ocasionalmente los vecinos del valle y del entorno acudían a esta ermita fuera de las fechas tradicionales de romería en rogativa. Una de estas sería durante la guerra de la Independencia, pidiendo librarse de las tropas napoleónicas que habían entrado en Asturias por el Puerto Pajares llegando a la capital del concejo, donde tuvieron lugar violentos disturbios.

En aquellos tiempos pasados, en el campo de la ermita, se ubicaban vendedores ambulantes con comestibles, toneles de sidra y vino, así como todo lo necesario para la fiesta. Por ello era frecuente que en víspera de la misma comenzasen a llegar al lugar los tenderos, así como algunos romeros que montaban sus comercios para pasar la noche y al día siguiente poder guarecerse del sol o de las lluvias, tan frecuentes en nuestra climatología.

Como hemos dicho, la tradición fiestera viene de siglos atrás y siempre se celebró de lunes. No obstante, no faltó quien quiso cambiar de día para evitar la pérdida de jornales. Incluso se celebraría un banquete de desagravio y protesta en el campo de la Flor, celebrado en el año 1915, contra la medida que quiso adoptar el párroco de Lena de celebrar la fiesta el domingo en lugar de hacerla en lunes. La medida por falta de apoyo popular no prosperó, pues las gentes no tenían más diversiones que las romerías, por eso los lenenses continuaron con la devoción a esa Virgen que sus antepasados veneraban con el nombre de Santa María de Paraya.

En la década de los años veinte del pasado siglo, la fiesta de la Flor entró en un ligero declive, puesto que de año en año fue perdiendo importancia y lucimiento debido a las circunstancias de los tiempos convulsos que se vivían. Además, esta fiesta religiosa tuvo su réplica con un festejo laico en la misma fecha y también en la víspera del lunes, al que acudía bastante gente y que se celebraba en el lugar denominado Molino de la Sala, aunque sin verse tal cantidad de corrillos con meriendas y el jolgorio era menor al que había en el prau de la Flor. También se celebraban en ese día por la noche bailes en el Centro Recreativo y en el Casino de la Pola.

Esta fiesta volvió a recobrar su riqueza después de pasada la Guerra Civil. Con el nuevo régimen político se retorno a los actos y fiestas oficiales junto las celebraciones religiosas en un claro intento de marcar el calendario y la vida de los pueblos.

Este valle además de la ermita de la Flor cuenta con otras dos más como son la de San José, en el pueblo de Palaciós y la pequeña construcción de la aldea de Tablado dedicada a la Concepción.

Otro año importante en la historia de esta fiesta y ermita sería el de 1957, con la constitución de la Cofradía de Nuestra Señora de la Flor para ayudar a propagar la veneración a la Virgen y animar la romería del campo de la Flor repartiendo el bollu y la botella de vino. En el año 2007, con motivo del 50.º aniversario de la fundación de la Cofradía, el Pleno del Ayuntamiento de Lena y por unanimidad de todos los grupos políticos concedió la Medalla de Oro del concejo a la Cofradía y esta a su vez decidió entregarla a la Virgen para que ella la luzca el día de su fiesta. Ese año el entonces arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, presidiría la misa mayor en la ermita a mediodía.

En la actualidad, esta celebración lúdica y religiosa es una de las primeras fiestas del año en las Cuencas, a la espera de muchas otras que llegarán en los próximos meses.

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