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Velando el fuego

El tango que no cesa

La injusticia y la felonía humanas retratadas en la canción "Cambalache", en nuestros días

Cada día hay más pasajes que parecen empeñados en demostrarnos que al tango argentino, "Cambalache", no le falta la razón en el tinte pesimista que impregna su letra: "Que el mundo fue y será / una porquería, ya lo sé / en el quinientos seis / y en el dos mil también?". Y eso, cantado por Carlos Gardel o por cualquier otro tanguista. Lo cierto es que si intercambiáramos una palabra de las que figuran en la canción, por otra, y en lugar de "porquería" pusiéramos "injusticia", veríamos que la melodía de estos tiempos no es más que un conjunto de notas desafinadas, aunque se usen eufemismos para intentar encontrar aún alguna pulsión vibratoria de tono positivo que nos ayude a sobrellevar el ritmo de esta época tan desalentadora.

No hay que estirar mucho los ojos, ni desempolvar en exceso las arrugas, para darse cuenta de que ilegalidades, desafueros e inmoralidades, así como tantas otras infamias, campan a sus anchas por la orquesta del mundo. Se nota en las condiciones laborales, en las relaciones sociales, en los palacios políticos y, si me apuran, hasta en el aire que respiramos. El reino de los mediocres (muchos de ellos no han conseguido siquiera aprobar las primeras reglas de urbanidad) se extiende a modo de una marea que lo impregna todo. Se creen que cuando alcanzan ciertas cotas de poder han llegado al "cuarto de las maravillas", ignorando que sus aspiraciones dan como resultado ciudadanos con sus mismas características.

Y puesto que de injusticias tratamos, basta con asomarse, un día más, a cualquiera medio de comunicación, para darse cuenta de que esas aguas perniciosas no dejan de extender su pestilencia. En las páginas de LA NUEVA ESPAÑA del miércoles pasado se da cuenta de dos noticias que no hacen más que reafirmar el pozo negro en el que estamos sumergidos. Una de ellas se refiere a los trabajadores de Arcelor, que han aceptado un convenio con moderación salarial durante tres años. Sin entrar en más detalles (el acuerdo solo fue respaldado con el 53% de los votos), la razón que se aduce para dar el visto bueno a esta mesurada subida de salarios son las dificultades que atraviesa el sector del acero en Europa. Así pues, una vez más, y por no faltar a la costumbre, a los trabajadores les ha tocado recoger los platos rotos a causa del desajuste globalizador de los mercados. Una situación que, por cierto, ha sufrido en fecha reciente la plantilla de Vesuvius.

Sin embargo, en las últimas páginas del diario, podemos leer que el barco donde se ajusta el cinturón no viaja por todas las latitudes. Y así nos enteramos (nada nuevo, por cierto), de que, según un informe de "Forbes", los ricos son cada vez más ricos, y que nuestro país es uno de los que más crecen en número e importe. Y por si no fueran suficientes estos datos, se revela que el patrimonio de Amancio Ortega equivale al de los 43 ricos que le siguen en la lista (sic).

Todo este incremento de fortunas se produce, precisamente, en unos momentos en los que en el mercado se está produciendo una desaceleración intensa de la economía, con un fuerte desplome de las materias primas: petróleo, sobre todo, y de los metales industriales, cobre, acero? Lo que no resulta extraño, si se tiene en cuenta que las crisis económicas o las guerras, si fuera necesario, son los instrumentos más usados a lo largo de la historia para incrementar las diferencias entre los poderosos y los desheredados. "Cambalache" al pleno.

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