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A contracorriente

Las tolvas, todo un patrimonio industrial

La necesaria recuperación integral de un vestigio de la historia reciente de Laviana

Esos enormes silos situados en la zona norte de Pola de Laviana, en el llamado barrio de Tejera, y que un día sirvieron para almacenar carbón se encuentran en estado lamentable y urge una remodelación integral al efecto de conservarlos en toda regla. Las Tolvas en su denominación más conocida datan de 1929 y eran propiedad de la empresa catalana Fradera. Desde sus minas en La Acebal, Ribota y Villoria surtían de carbón a sus cementeras. Este producto llegaba hasta esos silos en el popular trenecillo La Campurra y desde ahí conducido en el ferrocarril de Langreo hasta los puertos marítimos de Gijón y Avilés. Larga y esforzada historia la sucedida en aquellos años de principios del otro siglo y que renovó con fuerza el tejido industrial de estos entornos lavianeses. Esa industria extractiva llegó a contar con unos quinientos trabajadores, lo que significó un hito destacado en el movimiento obrero de una zona pastoril, verde y envuelta en una "Aldea Perdida" que trastocó su naturaleza primigenia. Las Tolvas suponen un emblema del pasado patrimonio industrial y es urgente tomar medidas -que ahora inicia el Ayuntamiento- para convertirlas en un icono llamativo de lo que representó una época pasada tan resolutiva para unos lugares que les dio vida y obra.

Este edificio de cemento armado y que forma parte de la visión urbanística cotidiana de Pola de Laviana en casi un siglo de existencia no puede seguir anclado como un vestigio abandonado a su suerte. La familia local Guerra propietaria de esta vetusta instalación industrial la adquirió a Fradera por cerca de un millón de las entonces pesetas en los años setenta. La empresa catalana cerró su labor industrial en Laviana en 1967. Recientemente Las Tolvas fueron entregadas de manera gratuita por sus propietarios al Ayuntamiento de Laviana para que gestionara su reparación y convertir a éste complejo industrial en un emblema y referencia. Precisamente el arquitecto lavianés Julio Valle diseñó un proyecto innovador para esta instalación buscando un estilo moderno y práctico que marcara tendencia y nombradía. La reforma integral constaría de una defensa a ultranza de sus cimientos, una pintura multicolor de su estructura armada y convertir una de las plantas en servicios de utilidad real y en la zona de arriba un mirador al que se llegaría por un elevador. Son ideas que están ahí sobre el papel pero que es necesario ese dinero que de momento no existe para empeñarse en un proyecto de altura arquitectónica. Lo cierto es que Las Tolvas piden a gritos un salvador que las libere de su ruina inminente y más pronto que tarde sean un emblema totémico, como lo es Peña Mea, para un territorio que necesita abandonar su resignación y demostrar que en estos lares hay madera, sentimiento y decisión para hacer las cosas bien y nunca morir en el intento. Las Tolvas, en suma, buscan recuperar su armonía y reflejar ese patrimonio industrial que marcó impronta hace décadas. Los poderes públicos deberían estudiar con rigor que se quiere perseguir con estos silos de historia, trabajo y tradición laboral. La dejadez lleva al hastío y a la incomprensión. Un patrimonio industrial seña de nuestra identidad.

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