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Tribuna

Escombreras y soterramientos tenebrosos, ¿qué hacer?

La búsqueda de soluciones para los terrenos en los que se arrojaron y enterraron residuos y que ahora se usan como plantaciones

Pues reflexionemos sobre los errores del pasado y pongámonos a trabajar para evitar la destrucción de nuestros entornos naturales y recuperar aquellos que fueron maltratados y adulterados.

Interesante es el escrito publicado en este periódico el 17 de julio de 2007 con el titular "El Valle Tenebroso", en el que se podían leer, entre otras cosas, párrafos muy significativos al respecto: (?) "Langreo está ubicado en un valle tenebroso, por decirlo de alguna manera, respondiendo a su entorno paisajístico: ¡tierras arrasadas! por empresarios que solamente piensan en el enriquecimiento personal a costa del incumplimiento de las leyes protectoras del medio ambiente.

(?) ¿Es que no resulta tenebroso ver cómo envenenan y destruyen nuestros entornos naturales, depositando miles de toneladas de residuos y escombros en fincas rurales?

(?) ¿Cuántas fincas, supuestamente, han envenenado? ¿Cuántos arroyos y aguas subterráneas han contaminado? ¿Qué pastos producirán esas tierras contaminadas? ¿Cómo les afectaran a los animales los pastos de tierras contaminadas? ¿Qué calidad podrán tener las hortalizas y demás productos cultivados en estas tierras?".

Dicho lo que precede, hay que recordar dos asuntos muy preocupantes y que tienen relación con las tierras contaminadas (que no han sido solucionados); uno de ellos, la escombrera de Pampiedra, en la que se han soterrado miles de toneladas de escombros y residuos que adulteran las tierras y envenenan las aguas subterráneas, pero el otro agravante es que se hace una plantación de manzanos sobre los terrenos que, supuestamente, están contaminados.

El otro asunto es la escombrera de la Matona de Hunosa, en la que también se han depositado miles de toneladas de escombros-residuos y en la que existía una plantación de manzanos propiedad de Hunosa que fue destruida para concederle a la empresa Gold Fruits XXI los terrenos para una plantación de kiwis, que es la que existe en la actualidad en convivencia con el soterramiento de los escombros-residuos que se transportan a la citada escombrera para su restauración.

Expuesto lo que precede, el Principado tiene el deber y la obligación de investigar estos casos, ¡y debería hacerlo! Por el bien de la naturaleza y la salud de los ciudadanos, buscando fórmulas para resolver el problema de las escombreras de Pampiedra y la Matona. Unos espacios en los que se han soterrado miles de toneladas de escombros y residuos sin la licencia de actividad municipal correspondiente, sin el Estudio de Impacto Ambiental, sin la Autorización Ambiental Integrada, el incumplimiento de la directiva 1999/31 de CE y la ley de Residuos 10/1998.

Salud

Teniendo en cuenta lo citado más arriba, ¿qué tragedia se podría derivar para las personas que hayan consumido manzanas o kiwis procedentes de plantaciones ubicadas sobre terrenos en los que se han soterrado miles de toneladas de escombros-residuos (plásticos, amianto, envases de lubricantes y otras materias contaminantes?) con los que, supuestamente, las tierras han sido contaminadas? Pues, sencillamente, se puede afirmar que, si ingiriéramos sus frutos, estaríamos nutriéndonos de las esencias vitales de los escombros-residuos que han hecho crecer esos árboles y alimentado esos frutos.

También es responsabilidad del Principado emprender una investigación para encontrar a quienes, con sus actuaciones de silencio y complicidad, han (supuestamente) permitido que se ejecutasen de manera ilegal las obras de restauración de la escombrera de Pampiedra para una plantación de manzanos, invirtiendo 850.000 euros en dicha restauración.

Restauración con dinero público que estaba destinado para ejecutar el proyecto del Ayuntamiento de Langreo, que estaba avalado y consensuado por la Consejería de Industria y la Dirección Regional de Minas para un Jardín Botánico o Zona Deportiva con un equipamiento para el ocio de los vecinos.

Preguntas

¿Qué incierto futuro heredaran las venideras generaciones por nuestra indiferencia en la protección del entorno? Y ¿cómo entender que las nuevas generaciones vean que dejamos una herencia de destrucción y miseria y que no seamos capaces de reaccionar de una vez en defensa de la naturaleza que está clamando justicia y ayuda?

Es la pregunta que todos nosotros deberíamos hacernos, y reafirmarnos en que defender nuestro entorno es defender nuestro futuro, el de las venideras generaciones, para evitar el vaciamiento de los pueblos tan "cacareado" por nuestros gobernantes, a los que hay que solicitarles que el pueblo de Pampiedra recupere el patrimonio que legalmente por ley le corresponde: "Jardín Botánico o Zona Deportiva" para el pueblo, para Langreo y para que las venideras generaciones puedan moverse, jugar, llorar, reír, divertirse; vivir felizmente con su familia y sus amigos en sus entornos naturales.

Evitemos que los intereses económicos envenenen la Tierra. Las futuras generaciones nos lo agradecerán.

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